La brecha salarial: realidades y desafíos. Con este título presentaba este martes la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, el estudio sobre diferencias en los sueldos de hombres y mujeres elaborado por su departamento. En el mismo se afirmaba que los españoles cobran un 16% de media más que sus compañeras por hacer el mismo trabajo. El problema es que las inspecciones del propio Ministerio de Igualdad lo desmienten.
Las 192 páginas del informe se dedican a explicar algo de lo que los autores ya parecen estar seguros antes de empezar: que las mujeres en España cobran menos que los hombres por hacer el mismo trabajo. Esta frase, lema clave del feminismo radical, es ilógica desde un punto de vista económico. Y es que, si las mujeres cobrasen menos por hacer exactamente lo mismo, entonces los empresarios sólo contratarían mujeres porque obtendrían el mismo producto y beneficio a menor coste.
Sin embargo, a pesar de lo evidente del razonamiento, los estudios como el presentado el martes por Aído han proliferado en los últimos años. Estos estudios, normalmente, se elaboran cometiendo uno de los errores más clásicos de la ciencia estadística: analizar dos grupos no homogéneos.
Así, por ejemplo, se examina lo que cobran mujeres directivas y hombres directivos sin tener en cuenta su edad, horas trabajadas, tiempo en la empresa, etc. Incluso, algunos análisis simplemente suman salarios de todos los hombres y los dividen por su número total y luego hacen lo mismo con los de las mujeres, como si una cuenta tan primaria pudiera ofrecer algún dato útil.
En el estudio de Igualdad se cae repetidas veces en estos errores y, por eso, las conclusiones son erróneas. Según sus autores, la "brecha salarial" es de un 18% en España y de un 17% en la UE, aunque al menos admiten que ésta se ha ido reduciendo en los últimos años.
Los datos reales
Sin embargo, es el propio Ministerio de Igualdad el que se encarga de rebatir a su ministra en el anexo del informe. Y lo hace sin recurrir a estadísticas, simplemente, con los datos reales. De esta manera, en la parte final del estudio se incluyen los resultados de la Campaña 2009 de la Inspección de Trabajo sobre Discriminación Laboral realizada al alimón por las huestes de Corbacho y de la ministra gaditana.
Y, dejando a un lado la legitimidad que pueda tener esta brigada política para meterse en las cuentas de una empresa, lo cierto es que sus datos no tienen nada que ver con las estadísticas de Igualdad.
Así, de las 241 empresas analizadas, sólo en 12, menos del 5%, "se observa discriminación salarial". Y si tomamos a los trabajadores, de los 46.239 estudiados, sólo se discrimina a 590 (el 1%), de los que ¡245 son hombres! De hecho, el año pasado sólo hubo 7 "infracciones por discriminación salarial", según los datos oficiales del Ministerio.
Habría que ver qué creen los inspectores de Trabajo que es "discriminación salarial", porque es probable que ni siquiera en esta docena de compañías se trate peor a sus empleadas que a sus empleados.
Pero, incluso aceptando los caprichosos criterios de esta inspección, el 95% de las empresas españolas están limpias, no discriminan. Y claro, si como mínimo 19 de cada 20 empresas pagan lo mismo por el mismo trabajo, entonces se hace difícil imaginar cómo puede ser que la media diga que las mujeres cobran el 16% menos que los hombres.
O la casualidad ha hecho que se inspeccionen las únicas compañías de España que no discriminan (cosa difícil, porque 46.000 trabajadores es una cantidad muy importante para un muestreo de este tipo) o lo dicho en el resto del informe y en la rueda de prensa de Aído es falso.
Las solteras en EEUU
Sin embargo, la ministra tiene numerosos informes bien hechos, encargados por instituciones de prestigio, que puede leer si quiere conocer algo más de la cuestión. De hecho, hace sólo unos días apareció en la prensa norteamericana un estudio que mostraba cómo las mujeres solteras y sin hijos ya ganan más que sus compañeros en la misma situación (la muestra homogénea de la que hablábamos antes).
Éste es un dato perfectamente compatible con el que recogía LD hace unos meses, extraído del estudio de June O’Neill para NBER. En dicho informe, se muestra cómo las mujeres solteras de entre 35 y 43 años cobran lo mismo que sus compañeros (de hecho, algo más).
¿Por qué entonces en los datos de Igualdad aparece esa supuesta discriminación? Pues porque no recogen un hecho fundamental: que las mujeres son más proclives a dejar su trabajo o pedir reducción de jornada cuando se casan o tienen hijos. En estos casos, cuando reinician su carrera cobran menos que sus compañeros que siguieron trabajando durante ese tiempo. Algo, por otra parte, lógico.
Esto puede tener muchas explicaciones -culturales, sociales o económicas, que cada uno elija-, pero no convierte a los empresarios en machistas ni a una sociedad completa en sospechosa de discriminatoria. Si las familias españolas deciden, libremente, organizar así su vida laboral, nadie tiene derecho, ni siquiera Aído, a criticarlo.