La Unión Europea quiere que sus estados miembros refuercen las medidas destinadas a lograr "un uso rentable de la atención sanitaria" y plantea que fomenten los sistemas de copago, entre otros mecanismos para desincentivar el gasto. Hay que recordar que la sanidad pública no es gratuita, a pesar de lo que digan los políticos de todos los partidos. La pagan sus contribuyentes, con cargo a sus impuestos, en la mayoría de los casos con cantidades mucho mayores de las que les costaría un seguro privado.
Los ministros de Economía y Finanzas de la UE tienen previsto aprobar mañana, en Bruselas, una declaración en la que reconocen que pueden hacer más a la hora de limitar "el crecimiento excesivo del gasto en atención sanitaria". "Las medidas introducidas en las últimas dos décadas dirigidas a mejorar la rentabilidad del dinero invertido y a limitar el crecimiento excesivo del gasto en atención sanitaria deberán reforzarse", afirma el borrador de conclusiones del Consejo de la UE.
El documento es la respuesta de los Veintisiete a un amplio informe de expertos de las instituciones europeas que ha analizado los diferentes sistemas sanitarios nacionales y las posibilidades de mejora. Los ministros consideran que la crisis financiera y económica ha aumentado "la necesidad de evaluar el rendimiento de los sistemas sanitarios y de ejecutar reformas consistentes y necesarias para lograr tanto un uso más eficaz de los recursos públicos como una prestación de atención sanitaria de alta calidad".
En muchos países, constata el borrador, "parece haber margen para mejorar el estado de salud de la población sin incrementar el gasto sanitario". "Obtener más rendimiento por el dinero invertido es por lo tanto crucial si los países quieren asegurar el acceso universal y la equidad en materia de salud, en condiciones de graves restricciones en los presupuestos públicos", advierte el documento.
Desafíos políticos
El proyecto de conclusiones enumera ocho "desafíos políticos" a los que debe hacerse frente. Primero, se debe "asegurar una base de financiación sostenible, un alto grado de puesta en común de fondos y una buena asignación de los recursos que asegure la equidad del acceso" a la sanidad.
Segundo, se ha de fomentar "un uso rentable de la atención sanitaria, a través de incentivos adecuados incluidos sistemas de copago y de pago al proveedor, y en su caso a través de la participación de proveedores no públicos garantizando al mismo tiempo la protección de las personas más vulnerables".
En tercer lugar, se debe estimular "la prestación y el acceso a servicios sanitarios primarios para mejorar la salud general y reducir el uso innecesario de prestaciones de especialistas y hospitalarias". Cuarto, es preciso "contener la demanda inducida por la oferta".
Quinto, se debe "asegurar el uso rentable de los medicamentos mediante mejores prácticas de información, valoración y reembolso y de evaluación de la eficacia". Sexto, se tiene que "mejorar los canales de recopilación de datos e información y el uso de la información disponible para aumentar el rendimiento global del sistema".
En séptimo lugar, hay que "utilizar más sistemáticamente en los procesos de toma de decisiones una evaluación de las tecnologías sanitarias en cuanto a la eficacia, los costes y el impacto general de los tratamientos sanitarios". Por último, es conveniente "mejorar la promoción sanitaria y la prevención de las enfermedades también fuera del sector sanitario".