(Libertad Digital) La innovación tecnológica y organizativa es esencial para competir en un mercado abierto y cada vez más amplio, como el actual. Mientras la relocalización traslada capital a países con trabajadores con salarios bajos y poca cualificación, los países industrializados luchan por mejorar sus procesos productivos y ganarse una mejor posición en el mercado globalizado.
Pero no todos apuestan por igual por la renovación y la productividad. En el año 2004, un 41,5 por ciento del conjunto de empresas industriales de la UE-27 realizaron algún tipo de actividad definida como innovadora. Pero esta media es resultado de enormes diferencias entre sus diversos miembros.
Así, Alemania lidera la clasificación ya que casi tres cuartas partes de las empresas industriales, el 72,8 por ciento, han participado en actividades innovadoras. Le siguen Irlanda, con un 60,9 por ciento, Bélgica con un 58,1 por ciento y Dinamarca y Austria, ambos con cifras por encima del 57 por ciento.
Suecia se sitúa en un 54,3 por ciento y Chipre en un 53,2 por ciento. Finlandia, Luxemburgo, Estonia, el Reino Unido, Noruega y los Países Bajos también logran superar el promedio de la UE-27, según apunta la nota del IEE.
Pobre situación de España
Son 15 los países que tienen una actividad innovadora por debajo de la media europea, y entre ellos está España. En la República Checa alcanza al 41,1 por ciento, poco por encima de Portugal (39,1 por ciento), ambos países todavía cerca del promedio. Italia, por su parte, alcanza un 37,5 por ciento.