No habrá un nuevo impuesto para ricos ni se restaurará el Impuesto sobre Patrimonio. En lugar de estas vías, adelantadas por Zapatero, Economía apuesta por emplear el tradicional IRPF para castigar fiscalmente a las rentas altas.
Según informa este jueves Pedro González en el diario Público, el Gobierno propone que las rentas superiores a los 120.000 euros al año tributen a un tipo máximo marginal del 47% frente al 43% actual.
Esta es la subida que ha propuesto el Gobierno al PNV en el marco de la negociación de los Presupuestos del Estado de 2011, según fuentes cercanas a la negociación. Se trata de crear un nuevo tramo en la parte estatal del Impuesto sobre la Renta, que se aplicaría a los contribuyentes con ingresos más altos.
En la negociación también se ha planteado la posibilidad de llegar hasta los 125.000 euros, y un tipo del 46%. Actualmente, el tipo máximo del IRPF es del 43%, y se aplica a los contribuyentes con rentas superiores a los 53.400 euros.
La decisión del Ejecutivo supondría la primera subida del impuesto desde que se creó a finales de los años setenta; entonces, el tipo máximo del impuesto era del 65,61%, que se aplicaba a los que ganaban más de 9,8 millones de pesetas de la época, una cantidad que equivaldría, teniendo en cuenta la evolución de la inflación, a unos 318.000 euros de ahora.
El Gobierno seguiría así la estela de los CCAA gobernadas por el PSOE, que optaron por subir el tramo autonómicos del IRPF a las rentas altas -el nuevo modelo de financiación autonómica reparte el IRPF al 50% entre Estado y autonomías-. La subida del IRPF afectaría a cerca de 200.000 contribuyentes y, según Hacienda, la recaudación extra oscilaría entre los 700 y 800 millones de euros al año.