El sector inmobiliario norteamericano está comenzando a dar muestras de normalización. Las operaciones de compraventa han detenido su vertiginosa caída y los precios han bajado en la mayoría de los estados, lo que puede ayudar a la economía estadounidense a encontrar la senda de la recuperación.
Pero este enfoque macroeconómico esconde efectos preocupantes en las economías domésticas. Las mismas familias que en la investidura del presidente Barack Obama lloraban de alegría -porque pensaban que iban a poder seguir viviendo en sus casas a pesar de no hacer frente a sus hipotecas- ahora se quedan en la calle. Y los analistas económicos y los directivos de las entidades financieras anticipan un aumento de los embargos, al menos, hasta el próximo verano.
Según revela E. Scott Reckard, en un artículo que publica Los Angeles Times, las ejecuciones hipotecarias se van a volver a disparar, después de registrar una desaceleración en los últimos meses. La razón: la sangría laboral provoca que muchos préstamos para la compra de casas dejen de pagarse. Muchas hipotecas que hasta ahora eran sanas (prime) ahora son activos "tóxicos" para los bancos (subprime).
Jay Brinkmann, máximo responsable de la patronal hipotecaria de EEUU (Mortgage Bankers Association ) augura un aumento del desempleo que durará, al menos, "hasta el próximo verano", provocando un "aumento de la morosidad". Las familias "pierden ingresos y tienen muchas dificultades para poder renegociar sus préstamos" con los bancos.
Como resultado, Brinkmann espera que crezcan los embargos "hasta el segundo semestre del próximo año". En los últimos meses la política expansiva de la Reserva Federal –con unos tipos de interés entre el 0% y el 0,25%- ha permitido a muchos norteamericanos refinanciar sus hipotecas, pero las expectativas de subidas de tipos están aumentando ya el coste de los préstamos renegociados.
Según las cifras de la patronal, el volumen de crédito hipotecario de EEUU ha bajado de los 2 billones de dólares (trillones en el sistema anglosajón), a los 1,5 billones previstos para 2010, según explica Brinkmann.
En la misma línea se pronuncia David B. Lowman, director ejecutivo del área hipotecaria de JP Morgan. "En esta crisis hay muchas personas que no pueden hacer frente a sus cuotas hipotecarias y todavía no hemos llegado al techo", señala.
Problemas para hacer el censo
Este aumento de los embargos está provocando una curiosa situación. Los embargos dificultarán a las Administraciones realizar los censos de población, aumentando también los costes de esta tarea. Familias enteras se han mudado con sus familiares o se han quedado en la calle, según informa el director de la Oficina del Censo de Los Ángeles, Robert Groves.
Groves dice saber que muchos cuestionarios enviados por correo llegarán a casas vacías en áreas fuertemente golpeadas por la crisis inmobiliaria. Por ello, los trabajadores del censo necesitarán hacer más visitas puerta por puerta para verificar si alguien vive en esas direcciones, y eso costará más dinero.
Por el momento, el desempleo ha dejado a más de 13% de los propietarios estadounidenses con pagos atrasados en su hipoteca o con su propiedad ejecutada por el acreedor, según un informe de agosto de la Asociación de Banqueros Hipotecarios. Las zonas más afectadas están en California, Nevada, Arizona y Florida.