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Los españoles son un 24% más pobres que en 2007

El PIB no refleja en su justa medida el deterioro de riqueza que han sufrido las empresas y familias españolas. El sector privado es casi un 24% más pobre que tras el inicio de la crisis. El gasto público maquilla el deterioro económico nacional.

El Gobierno se agarra con fuerza a los últimos datos oficiales para vender a la opinión pública el fin de la recesión en España. El PIB aumentó un exiguo 0,1% en el primer trimestre de 2010 respecto al último de 2009. Dicho crecimiento económico ha sido posible gracias a la inyección de recursos públicos, ya que la destrucción laboral que sigue reflejando la Encuesta de Población Activa (EPA) durante dicho período indica que España sigue aún en recesión económica.

Sin embargo, puesto que el Producto Interior Bruto (PIB) contabiliza el gasto público, se trata de un indicador que puede llevar a engaño al no reflejar la cruda realidad que viene sufriendo desde hace tres años (2007) el sector privado español (único generador de riqueza).

Así, con el fin de analizar el desplome económico real de la economía resulta más apropiado y certero emplear los datos de la Central de Balances del Banco de España (CB), que muestran la evolución de la distribución de rentas entre capital y trabajo, así como de la contratación. La CB muestra “quién paga la crisis, tal y como recoge el Instituto de Política y Análisis Internacional.

La Central de Balances recoge el valor añadido bruto (VAB) de las empresas españolas. Dicho indicador refleja el valor de los bienes producidos (ingresos) menos el valor de los costes no laborales necesarios para producirlos -en una fábrica de automóviles, por ejemplo, es el valor de la producción (automóviles) menos el valor de las piezas, electricidad, etc.-. A su vez, los ingresos se reparten entre el capital (empresa) y el trabajo (empleados) -mas lo que se lleva el Estado en impuestos-.

El Banco de España muestra que el VAB (actividad productiva) generado por las empresas españolas se contrajo un 3,1% interanual en 2008 y otro 9,5% adicional en 2009. Es decir, la riqueza del sector privado español acumula una contracción media del 12,6% respecto a 2007.

“Esta negativa evolución se ha producido en todos los sectores de actividad, pero ha alcanzado especial gravedad en el industrial, en el que el VAB se redujo el 24,6%, como consecuencia del deterioro de la inversión en bienes de equipo y de la caída de los subsectores más ligados a la actividad de construcción”, según el Banco de España.

Además, el desplome del valor añadido bruto ha sido absorbido casi íntegramente por las rentas del capital ya que, pese a la recesión, las rentas del trabajo (gastos de personal) subieron un 3,5% en 2008 y tan sólo cayeron un 1,6% en 2009. Como ambas variables suman, las rentas de capital (beneficios, intereses y dividendos) acumulan un descenso superior al 20% desde 2007.

“La reducción de los gastos de personal no pudo compensar la intensa contracción de la actividad productiva, por lo que, en 2009, el resultado económico bruto (REB) cayó a una tasa del 15,9%, que representa la peor evolución en este excedente en toda la serie trimestral”, indica el informe. Si a esta contracción se suma la caída del 7,9% en 2008, la pérdida acumulada de riqueza en el sector privado asciende a un histórico 23,8% desde 2007.

Dicho deterioro no se refleja de igual forma en el ámbito de los trabajadores. Así, pese a la intensa recesión económica, las remuneraciones medias (salarios) crecieron un 1,1% interanual en 2009 y un 2,9% en 2008. Ello muestra que el descenso que han registrado las rentas del trabajo el pasado año se debe íntegramente a la destrucción laboral (reducción de plantillas) y el consiguiente aumento del paro (indicador éste último que, por cierto, no recoge la Central de Balances, ya que no incluye a las empresas que han desaparecido vía quiebra).

De este modo, “dado que la oferta laboral supera la demanda en cuatro millones y medio de personas,  los salarios reales tendrán que reducirse mucho para volver a un nivel de desempleo sostenible. Es decir, no se trata de reforma laboral o reducción de salarios; se trata de reforma laboral para que se reduzcan los salarios" o, al menos, el coste de contratar trabajadores, ya que "si no es eso, no funcionará”, según el Instituto de Política y Análisis Internacional.

Tales datos arrojan una imagen mucho más fiel de la debilidad económica española. No obstante, la caída del PIB se ha visto compensada por el drástico aumento del gasto público durante este período, vía déficit. Los últimos datos del Banco de España muestran que la deuda pública se ha disparado un 24% interanual el pasado marzo.

En apenas un año, el volumen de deuda ha aumentado en 111.000 millones de euros, y en 16.000 millones tan sólo entre febrero y marzo. En la actualidad, asciende a un total de 576.553 millones, muy cerca ya del 60% del PIB. Un dato que, sin duda, ha logrado maquillar el desplome del sector privado en las cifras del PIB nacional.

Fuente: Banco de España y Random Spaniard

Por si ello fuera poco, algunos analistas, como es el caso de Edward Hugh, miembro de la firma de análisis de Nouriel Roubini (RGE Monitor), pone en duda los últimos datos del PIB ofrecidos por el Banco de España (BdE). Y es que, más allá de las distorsiones que genera el gasto público, Hugh señala que el déficit comercial en el primer trimestre es superior al que incluye el banco central en su informe.

El PIB creció un 0,1% intertrimestral, aunque en términos interanuales todavía sigue cayendo un 1,3% en el primer trimestre. La cuestión es que, pese a que la demanda nacional (que incluye el consumo público y el privado más la inversión) creció durante el trimestre, “su contribución neta fue negativa porque las importaciones crecieron más que las exportaciones, deteriorándose en consecuencia el déficit por cuenta corriente. Algo que no es una buena noticia para un país que está tan endeudado”.

Pero, ¿hasta qué punto llegó dicho deterioro? Las cifras bailan entre los datos oficiales del BdE y de la Organización del Comercio Mundial (WTO, en sus siglas en inglés). Y es que, mientras los datos sobre las exportaciones coinciden más o menos (15.800 millones de euros del WTO, frente a los 14.200 que contabiliza el BdE), no sucede lo mismo con las importaciones (21.300 millones del WTO frente a los 17.200 millones de euros del BdE).

“Pasemos a los dos gráficos para observar estas diferencias. Según los datos del BdE, existe una leve mejoría en febrero en el déficit (recordemos que el PIB ya ha pasado a ser positivo en su variación trimestral)…

… pero por otro lado, con los datos de la WTO el déficit se ha deteriorado aún más en febrero”.

“Esto no tendría mayor importancia de no ser por el hecho de que el nivel de crecimiento del PIB estimado es sólo del 0,1%. Y cualquier pequeña variación en el déficit comercial es lo que termina produciendo la diferencia entre un crecimiento del 0% y otro del 0,1%. Por eso hay que ser cautos al respecto y no sacar excesivas conclusiones sobre este retorno al crecimiento”, advierte Hugh.

No afirma que exista una “mano negra” manipulando los datos, tan sólo señala una “discrepancia” respecto al informe oficial. Además, tal y como avanzó LD, “el problema real son los datos sobre el desempleo”, ya que la destrucción laboral demuestra que España sigue en recesión. Por todo ello, según Hugh, “parece ser que España [el Gobierno] se da prisa en comunicar cualquier dato positivo a las agencias, pero silencian o tardan en pasar los datos negativos”.

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