La situación en el mercado de trabajo estadounidense no es fácil de valorar. Si bien en los últimos meses se han producido avances positivos, también es verdad que perduran problemas importantes, como vimos en el anterior artículo. Pero quizás el problema más grave sea el del elevado aumento en el número de desempleados de larga duración, si bien este número se ha reducido en los últimos datos publicados referentes al mes de enero.
Los miembros de este desafortunado grupo son aquellos que llevan más de 27 semanas sin empleo. Conforman cerca del 45% de todos los desempleados, mientras que aquellos parados que llevan menos de 5 semanas en esta situación constituyen cerca del 20%.
Tal y como admiten desde el BLS, "ha habido un incremento sin precedentes en el número de personas en una situación de desempleo de muy larga duración durante la recesión actual". Cerca del 11% de todos los parados habían estado buscando trabajo durante alrededor de 2 años o más en el cuarto trimestre de 2010, añaden.
Por ello, la oficina estadística ha decidido hacer un cambio en su metodología. Mientras que antes contabilizaban a los parados de larga duración hasta de 2 años, a partir de ahora lo amplían hasta 5 años. A medida que el número de parados de muy larga duración se hace relevante cuantitativamente, se hace conveniente tenerlos en cuenta en las estadísticas, de ahí el cambio.
Un gráfico que ilustra esta cruda realidad reciente del mercado de trabajo norteamericano es el siguiente, que muestra la duración (en semanas) media de los desempleados desde 1950.
Algo parece ir muy mal en la economía en general, y en el mercado laboral en particular. Todavía se desconoce si esta preocupante realidad remitirá cuando la economía se recupere, volviendo así a la normalidad. Pero al menos en estos momentos, la imagen de que en Estados Unidos las personas que pierden su empleo lo vuelven a encontrar enseguida, no se ajusta a los datos. No obstante, no todo es desesperanza. Algunos estadounidenses no se quedan de brazos cruzados ante la incapacidad de encontrar empleo por cuenta ajena, y están comenzando a trabajar por su cuenta y riesgo, como informa Los Angeles Times.
La ingente cantidad de personas que ha perdido su empleo, especialmente intenso en el sector de la construcción, no parece capaz de encontrar un nuevo trabajo. Esto es problemático en sí mismo, pero también porque aquellas personas que permanecen durante largo tiempo fuera del mercado laboral se deprecian, pierden destrezas y habilidades, reduciéndose así aún más sus posibilidades para encontrar empleo. De eso tenemos amplia experiencia en España.
En cuanto a las causas de este fenómeno, se señalan varias. Por un lado, varios analistas atribuyen este problema a la necesidad de que estas personas adquieran distintas destrezas y cualificación que los hagan atractivos para sectores diferentes al de la construcción (u otros sectores en declive), tesis que no convence en absoluto a otros, como Paul Krugman.
Por otro, la incertidumbre que todavía persiste entre los empresarios, en buena parte amplificada por las políticas de la Administración Obama, no favorece a la contratación de nuevos trabajadores ni a la puesta en marcha de nuevos proyectos empresariales que absorban la mano de obra ociosa.
Como señala Robert Higgs, "el reto más importante del Gobierno es restaurar la confianza perdida. Hasta que las perspectivas económicas no sean más claras y brillantes, el mercado laboral, en el mejor de los casos, solo continuará la ligera y tímida mejora que vimos en 2010". Además, también se ha señalado a la prolongación de las prestaciones por desempleo, cosa que se discute por otros economistas.
En cualquier caso, ante este problema los estímulos fiscales y monetarios no parecen soluciones efectivas; ya sea porque el mayor gasto público o la inyección monetaria no consiguen ajustar las destrezas de los trabajadores a lo que demandan los empresarios, o porque estas medidas no generan las bases del crecimiento económico de largo plazo.
En este sentido, se han expresado distintos responsables del banco central norteamericano (FED). Ben Bernanke, su presidente, afirmó en octubre que la FED no es capaz de transformar a los trabajadores de la construcción en trabajadores de la industria, apuntando a esta cuestión.
Según el vicepresidente de la FED de St. Louis, quien criticó la segunda ronda de estímulos monetarios, la política de la FED puede hacer poco para que se genere empleo debido a que parte del desempleo es "estructural", es decir, que existe un desajuste entre las destrezas que los trabajadores tienen y las que demandan los empresarios. En la misma línea habló Charles Plosser, presidente de la FED de Philadelphia, en una reciente entrevista con The Wall Street Journal.
Tampoco tiene por qué solucionar estos problemas el dedicar grandes cantidades de dinero público a educación. Por un lado, porque gastar más para solucionar un problema no asegura de ninguna manera que ese problema se vaya a resolver, mas cuando son cuestiones complejas cuyas causas pueden ser variadas, como el caso de la educación.
Por otro, algunos analistas señalan las dificultades que están comenzando a tener los jóvenes estadounidenses con alta cualificación para encontrar un empleo acorde con su preparación, lo que genera insatisfacción. De hecho, algunos hablan de "burbuja en la educación": demasiada gente estudiando carreras universitarias para lo que puede absorber la economía productiva (cuando podían tomar caminos alternativos, como la apertura de negocios propios). Como sabemos bien los españoles, más universitarios no siempre es mejor.
En España el problema del paro de larga duración se ha agudizado recientemente, como ilustra el siguiente gráfico de Nada es Gratis, donde la línea naranja indica la proporción de parados que llevan más de 2 años buscando empleo.