Negociar una reforma laboral es fácil si se tiene el estómago lleno. Los sindicatos se suben el sueldo y las dietas en plena crisis a costa de los trabajadores y las empresas. Les da igual que España esté al borde del abismo y que se acerque el fantasma de la suspensión de pagos. Lo mismo les pasa a las eléctricas que quieren seguir recibiendo las subvenciones verdes que les quita ahora el Gobierno.
Otro lunes que despierta con escándalos que tienen que ver con la cartera de los sindicatos más subvencionados de España. Sí, acertaron, se trata de UGT y CCOO las dos organizaciones que han servido de palmeros de un Gobierno que se ha gastado en los dos últimos años 155.000 millones de euros más de lo que ha ingresado sangrando a las familias y las empresas que no han cerrado por la crisis. Ya sabemos a dónde ha ido una parte de este despilfarro público: a las sacas sindicales.
En plena reforma laboral el diario económico Expansión abre su edición de hoy con una foto de Cándido Méndez (UGT) e Ignacio Fernández Toxo (CCOO) -más conocidos por ustedes como los Yogui y Bubu- que se ríen de todos nosotros bajo un titular que invita al levantamiento de todos los trabajadores y emprendedores: "Los sindicatos se suben el sueldo en plena crisis".
Resulta que "los empleados de UGT ganan ahora hasta un 7,5% más" que antes de la llegada de la recesión, mientras que los CCOO prefieren llevárselo crudo gracias a las dietas y subirse sólo un 0,25% el salario por encima de la evolución de los precios (IPC). Se cumple la máxima sindical: ganar el pan con el sudor del de enfrente.
Esta gran noticia del diario queda un poco empañada por el enfoque que se le da a la supuesta liberalización del sector eléctrico. El salmón de Unidad Editorial asegura que "dos millones de españoles pagan más luz por dejadez" por la "pereza" o "ignorancia" de las nuevas tarifas. No obstante, acierta más el tiro cuando recuerda que la Comisión Nacional de la Energía "ha detectado también confusión y barreras de papeleo".
Seamos claros: el mercado eléctrico no se ha liberalizado, no existe competencia real, el consumidor carece de los medios necesarios para saber lo que está contratando, las subvenciones cruzadas a las energías renovables, por un lado, y al carbón, por el otro, encarecen la factura de forma abusiva, y la falta de una apuesta decidida por la opción nuclear dispara los costes de forma desorbitada. Si a este se le añade la burocracia y la falta de oferta se puede asegurar que hablar de mercado libre es una tomadura de pelo.
Precisamente las ayudas a las energía renovables sirven a los otros dos diarios económicos para abrir fuego en sus primeras portadas de la semana. Cinco Días revela que "Industria prevé recortar las primas de todas las energías renovables" en 2.600 millones de euros, casi la mitad de lo recibido en 2009. Parece que el Gobierno se ha dado cuenta de en la energía fotovoltaica se ha producido un fraude sin precedentes en la historia.
En realidad lo que ha pasado es que se ha acabado el dinero y ahora el departamento que dirige el ministro Miguel Sebastián decide cerrar el grifo. Por cada euro que se destinaba a los denominados "huertos solares" se recibían 500 euros en ayudas ¿qué les parece? Pues que todo aquel que pudo montó una instalación de este tipo y, para justificar la producción eléctrica enchufaba la placa solar a un generador de gasoil o directamente a un camión.
De esta forma se aportaba electricidad generada supuestamente por fuentes solares gracias al combustible fósil. Y les pillaron porque lo hacían de noche. Aquí hasta el más tonto hace relojes de madera... que andan.
El Economista, por su parte, destaca que "las eléctricas piden un céntimo verde para financiar las renovables". Proponen a Industria crear una tasa que elevaría los precios de la gasolina, el gasóleo y el butano entre un 4% y un 6%. ¿Saben ustedes quienes pagarán esta nueva tasa? Vuelven a acertar: todos los consumidores.
Dejo para el final el culebrón financiero español, que de tanto hablar de él hasta pierde actualidad informativa. El Economista sigue en la batalla y cumple con su deber al afirmar que "España está a un paso del abismo" y que "sin reformas de calado" la economía nacional "se asomará al precipicio del impago".
Les cuento de forma sencilla: el Tesoro tiene que conseguir dinero como sea para pagar el viernes 8.134 millones de euros a los inversores que tienen deuda pública española. ¿Esto es mucho o poco? Pues es la misma cantidad que le hemos tenido que prestar a Grecia todos los socios de la UE para evitar su quiebra en el primer paquete de rescate.
Mañana el Estado venderá letras a 12 y 18 meses y el jueves intentará colocar obligaciones. Salgado monta un mercadillo para evitar la primera bola de partido en la semana que la selección española comienza su andadura mundialista. Espero que disfruten del circo, porque el pan se ha terminado.