¿A quién beneficia el escándalo de Goldman Sachs? Sin duda, el gran beneficiario a nivel político tiene nombre y apellidos. Se trata del presidente de EEUU, Barack Obama, ya que empleará al máximo este caso para recabar apoyos políticos con el fin de aprobar su reforma financiera.
La denuncia de “fraude” llevada a cabo por la SEC (Comisión del Mercado de Valores de EEUU) llega, curiosamente, en un momento clave para la tramitación de la citada reforma, que será discutida en el Senado en las próximas semanas.
El proyecto impulsado por Obama cuenta con el apoyo del Partido Demócrata, pero con el total rechazo de los republicanos, que ven en la reforma un claro intento por reforzar el papel regulador e intervencionista del Gobierno -a través del banco central y los organismos supervisores- sobre el sistema financiero de la primera potencia mundial. De hecho, los partidarios de Obama han aprovechado el escándalo para incluir enlaces patrocinados a favor de la reforma en búsquedas de Google relacionadas con el caso de Goldman.
El presidente de EEUU se desplazará el jueves a Nueva York, donde dará un discurso sobre la reforma financiera, según informó este martes Robert Gibbs, portavoz de la Casa Blanca. En su intervención pedirá al Senado que apruebe rápidamente la propuesta, a la que se oponen los republicanos.
Obama dará el discurso en Cooper Union, una universidad de Nueva York, "casi dos años después de que la crisis estallara y casi un año después de que la Administración presentara un plan detallado para hacer responsable a Wall Street y proteger a los consumidores", de acuerdo con Gibbs.
Obama expondrá su reforma el jueves
En un comunicado, el portavoz presidencial resaltó que la crisis ha destruido billones de dólares de riqueza de las familias y ha hecho perder el trabajo a 8 millones de personas. Sin embargo, tan sólo culpa de esta situación al sector privado, como si la crisis nada tuviera que ver con las regulaciones hipotecarias aprobadas por el Gobierno de EEUU o la política monetaria desarrollada por la FED (Reserva Federal) durante la última década.
Gibbs señaló la existencia de "muchas pruebas", en referencia al caso de Goldman, para abordar ya la necesidad de realizar grandes cambios en la regulación financiera de EEUU. "El presidente también recordará a los estadounidenses lo que está en juego si no avanzamos en el cambio de las reglas de aquí en adelante como parte de un paquete de reformas de peso de Wall Street".
La reforma, impulsada por el senador demócrata Chris Dodd, tiene como objetivo prevenir futuras crisis económicas reforzando la supervisión gubernamental de la banca, ampliando los poderes de la FED y los organismos reguladores.
De hecho, contempla la creación de nuevas agencias supervisoras para proteger a los consumidores e, incluso, se discute la posibilidad de crear un fondo de 50.000 millones de euros para intervenir entidades en problemas. Con esta reforma, el Gobierno tendrá, además, poderes discrecionales para incautar y desmantelar grandes firmas financieras cuya quiebra pueda poner en riesgo la economía del país (too big to fail).
Analistas e inversores de prestigio en Wall Street coinciden en que el caso de Goldman será empleado por el Gobierno como ariete para impulsar su reforma financiera, como es el caso de Dennis Gartman o David Rosenberg.
La demanda de la SEC coincide justo con un nuevo intento de los demócratas en el Congreso de impulsar una amplia reforma de las prácticas de las entidades financieras, que necesitaron miles de millones de dólares de fondos públicos para superar la crisis hipotecaria y financiera.
Goldman fue una de las financieras que con más rapidez estuvo en disposición de devolver al Tesoro los 10.000 millones de dólares que recibió de los contribuyentes y en junio pasado recompró las acciones preferentes que había otorgado al Gobierno por ese valor, al tiempo que abonó 40 millones más por dividendos.
La demanda de la Comisión del Mercado de Valores (SEC) contra Goldman acusándola de cometer "fraude" al omitir a los inversores datos clave sobre un producto financiero ligado a hipotecas de alto riesgo ha sembrado inquietud en el mercado bursátil.
Incertidumbre bursátil
La denuncia contra Goldman Sachs ha elevado la presión sobre las entidades financieras estadounidenses, que ahora no pueden disfrutar en bolsa de la presentación de sus resultados trimestrales y su vuelta a la rentabilidad. Además, los inversores temen que la investigación de transacciones financieras de ese tipo, acometidas poco antes de que estallara la burbuja inmobiliaria e hipotecaria, se extienda o genere una oleada de demandas contra otras entidades financieras que realizaron operaciones similares.
El presidente de Productos Nuevos y Estructurados de la SEC, Kenneth Lench, ya precisó tras anunciarse la demanda que el regulador "continúa investigando las prácticas de entidades envueltas en la estructuración de complejos productos financieros vinculados al mercado inmobiliario de EEUU cuando comenzaba a mostrar signos de debilidad", informa Efe.
La denuncia de fraude de la SEC se basa en que Goldman comercializó en 2007 deuda estructurada ligada a hipotecas subprime (CDO) ocultando a los inversores -sobre todo bancos europeos- que la selección de la cartera había sido realizada por el fondo de inversión Paulson & Co., cuando éste había apostado por la caída del mercado inmobiliario.
Según los emails desvelados por la investigación, Goldman tan sólo indicó a sus clientes que los activos del producto (llamado Abacus) habían sido seleccionados por ACA Capital, un agente neutral. Paulson pagó a Goldman 15 millones de dólares en concepto de comisiones por hacer de intermediario.