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Obama supera a Roosevelt con su New Deal 2.0

Los planes de estímulo de Washington han inyectado más de 1 billón de dólares -el PIB anual de España- en la economía mediante gasto público y recortes fiscales. Pero el paro y el estancamiento siguen presentes. Obama anuncia un segundo estímulo que, por el momento, supera los 360.000 millones.

Algunas cosas no cambian pese al paso de los años. La mayor crisis económica que atraviesa EEUU desde la Gran Depresión está siendo combatida, nuevamente, mediante la puesta en marcha de inmensos planes de estímulo fiscal con el fin de combatir la recesión y paliar el aumento del paro. El famoso New Deal de Franklin Delano Roosevelt, propio de los años 30, acaba de ser superado bajo la presidencia de Barack Obama.

Desde el inicio de la crisis financiera en 2007, el Gobierno de EEUU ha inyectado (o comprometido) en la economía real más de 1,3 billones de dólares, superior en un 30% al PIB anual de la economía española y próximo al 10% del PIB estadounidense.

En concreto, la Administración Bush inyectó cerca de 300.000 millones de dólares mediante rebajas y beneficios fiscales poco después de estallar la crisis subprime (hipotecas basura); pero esta cuantía se quedó en una mera anécdota tras la American Recovery and Reinvestment Act de Obama, aprobada en febrero de 2009, y que supuso una inyección próxima a los 780.000 millones de dólares.

Una especie de Plan E similar al español que, en esencia, se ha traducido en un inmenso despilfarro de recursos. Así pues, la combinación de gasto público y rebajas tributarias incluidas en ambos planes superaba hasta ahora el billón de dólares.

Sin embargo, la eficacia de dichos planes de "estímulo" ha obtenido un rotundo fracaso a la vista del aumento del paro y los crecientes signos de estancamiento que aún padece la primera potencia mundial. EEUU crece a una tasa anualizada del 1,6% en el segundo trimestre y todo indica que el PIB se desacelerará aún más hasta finales de año. Asimismo, la tasa de paro aumentó el pasado agosto por primera vez desde abril hasta situarse en el 9,6% frente al 9,5% de los dos mese precedentes.

Y ello, pese a que los asesores de Obama prometieron que el aumento del gasto público permitiría mantener el paro por debajo del 8%. Sin embargo, el mercado laboral no da signos de mejora y, de hecho, EEUU se enfrenta a la mayor destrucción laboral desde la II Guerra Mundial.

Ante esta situación, le elite política estadounidense viene debatiendo desde hace meses la posibilidad de aprobar una tercera ronda de inyección pública con el fin de relanzar la economía. Dicho y hecho. Obama anunció el lunes nuevas medidas de estímulo.

50.000 millones para infraestructuras

En primer lugar, Washington pondrá en marcha un amplio programa de inversión en carreteras y ferrocarriles que movilizará 50.000 millones de dólares (unos 36.000 millones de euros). "Estoy anunciando un nuevo plan para que EEUU tenga la mejor infraestructura del mundo, solíamos tener la mejor infraestructura del mundo y volveremos a tenerla", dijo Obama en un discurso en Milwaukee (Wisconsin) con motivo del Día del Trabajo.

La medida incluye la construcción de 241.401 kilómetros de carreteras, 6.437 de ferrocarril y cerca de 300 kilómetros de pistas de aterrizaje y tendrá un coste inicial de 50.000 millones de dólares y se prolongará los próximos seis años. El objetivo, reiteró, es "crear empleos a largo plazo" en las inversiones en obras públicas y subrayó que no se trata de un plan de estímulo como el que lanzó en febrero de 2009, dotado de 787.000 millones, sino "un plan inmediato de creación de empleos".

Obama pretende financiar estas obras públicas mediante la creación de un "Banco de Infraestructuras" que gestione las inversiones y que se ocupe de las grandes obras regionales o nacionales. Esta institución englobaría dinero del erario público, de los Estados y entes locales y también del sector privado. Es decir, una especie de banco público cuyos riesgos, por tanto, asumirá el contribuyente, y gracias al cual Washington no tendrá la obligación de contabilizar este gasto como deuda pública (un truco contable para no engordar el déficit).

300.000 millones en rebajas tributarias

En segundo lugar, dentro de la serie de iniciativas que el presidente presentará el miércoles en Cleveland, Obama propondrá también la eliminación de impuestos para las inversiones en maquinarias y equipos realizadas en 2011. Cerca de 1,5 millones de compañías podrían beneficiarse de esta medida, que podría llegar a reducir los impuestos que pagan las empresas en unos 200.000 millones de dólares durante los próximos dos años, según fuentes del Ejecutivo estadounidense.

Además, propondrá también beneficios fiscales permanentes a la investigación empresarial. En concreto, Obama presionará al Congreso para que aumente y extienda permanentemente beneficios fiscales a las empresas que inviertan en investigación y desarrollo (I+D) en suelo estadounidense y, por tanto, fomenten el empleo. La medida tendrá un coste de 100.000 millones de dólares durante los próximos diez años, según indicó un funcionario de la Administración a la cadena CNN.

Otros 14.000 millones de euros para hipotecados

Si a estos 350.000 de dólares que engloban estas tres iniciativas se suman los 14.000 millones adicionales que Obama pretende destinar a ayudas hipotecarias, las medidas anunciadas hasta el momento dentro de este segundo "plan de estímulo" ascenderían a un total a 364.000 millones de dólares.

Una cuantía que, sumada a su vez, al "estímulo" de Bush y el primer "estímulo" de Obama, arrojan una cifra superior a los 1,36 billones de dólares.

Este New Deal 2.0 supera en mucho el aplicado por Roosevelt en los años 30. Según diversas estimaciones, el coste público de tal plan osciló entre los 40.000 y 50.000 millones de dólares de entonces. Un dinero que, una vez ajustada la inflación de los últimos 70 años, equivaldría a cerca de 750.000 millones de dólares actuales. Es decir, que el New Deal actual (incluyendo rebajas fiscales y aumento de gasto público) casi duplica al New Deal de los años 30. De hecho, Obama ha sido el primer presidente de EEUU en superarlo por sí sólo con esta última ronda de gasto (más de 1 billón de dólares entre su primer y segundo plan de "estímulo").

Y eso, sin contar todo el dinero público comprometido para el rescate del sistema financiero estadounidense, ya sea mediante avales y garantías del Tesoro, inyecciones monetarias de la Reserva Federal (FED) o préstamos públicos a la banca. El coste de todos estos rescates ascendía a 15 billones de dólares (algo más que el PIB anual de EEUU), y eso tan sólo contabilizando las medidas aplicadas desde marzo de 2008 hasta marzo de 2009.

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