LD (Luis F. Quintero) En un comunicado, la Securities and Exchange Commission (SEC) manifiesta su preocupación por lo que puede ser otra gran estafa piramidal, esta vez, radicada en Texas. La SEC ha acusado a Robert Allen Stanford , jefe de la Stanford Financial Group , de haber puesto en marcha un fraude masivo con la venta de 8.000 millones de dólares en certificados de depósito de alta cualificación a través de su firma bancaria en Antigua. También están siendo investigados otros dos altos ejecutivos de la firma y algunos afiliados del grupo financiero.
Según ha denunciado Linda Thomnsen Chapman , directora de la división de vigilancia de la SEC, "mientras cursamos nuestra denuncia, Stanford y su círculo íntimo de familiares y amigos con los que gestiona su empresa están perpetrando un fraude masivo ". Por su parte, Rose Romero, Directora Regional de la oficina de la SEC en Fort Worth ha dicho que "estamos denunciando un fraude escandaloso de tal magnitud que ya podría haber extendido sus tentáculos en todo el mundo ".
La denuncia de la SEC, presentada en la Corte Federal de Dallas, afirma que a través de una red de asesores financieros de la empresa Stanford Group Company (SGC), la compañía Stanford International Bank (SIB) ha vendido aproximadamente 8.000 millones de "certificados de depósito" a inversores bajo la promesa (improbable) de altas tasas de interés.
Estas tasas se sustentan, "supuestamente," en la obtención de beneficios mediante las estrategias de inversión de la SIB lo que permitió a los bancos lograr rendimientos de dos dígitos en sus inversiones durante los últimos 15 años. Lo que investiga la SEC es si las promesas ofrecidas por Stanford a los compradores de sus certificados de depósitos están sustentadas en una base real y líquida, tal y como los ejecutivos de SIB prometieron a sus clientes. De este modo pretende averiguar si realmente sus depósitos están seguros.
La denuncia cursada por el regulador estadounidense un grupo cerrado formado por la familia y los amigos de Stanford eran los encargados de dirigir SIB. El comité de dirección de SIB, responsable de la gestión de la cartera de activos de miles de millones de dólares del banco, estaba compuesta por Stanford, su padre (residente en Mexia, Texas), un ganadero de Mexia que también vende coches, Pendergest-Holt, que antes de unirse a SFG no tenía experiencia en los mercados financieros y Davis, que fue compañero de habitación de Stanford durante la universidad.
En su denuncia la SEC también habla de otro esquema basado en ventas efectuadas por inversores de SGC por valor 1.200 millones de dólares en fondos mutuo de inversión en propiedades denominado Stanford Allocation Strategy (SAS). El problema, según la SEC es que este programa de inversión estaría ofreciendo datos falsos como garatías que permitieron a SGC engordar su programa SAS desde menos de 10 millones en 2004 a más de 1.000 millones de dólares, generando ganancias a SGC (y en última instancia a los bolsillos de Stanford) de aproximadamente 25 millones de dólares en 2007 y 2008. Entre los datos falsos también figuraría una historia inventada sobre su reputación y trayectoria para avalar los fondos y captar clientes.
Según la denuncia, Stanford utilizó la actividad de SAS para captar asesores de inversión con un cierto peso en otras empresas. Así, Stanford habría incentivado fuertemente a estos nuevos fichajes para que reasignaran los activos de sus clientes al programa de certificados de depósitos de SIB.
Se trata del segundo fraude a gran escala destapado en Estados Unidos en poco más de dos meses, después de que en diciembre se revelara el llevado a cabo por Madoff, quien ha confesado que asciende a 50.000 millones de dólares, s egún la fi scalía.
Según ha denunciado Linda Thomnsen Chapman , directora de la división de vigilancia de la SEC, "mientras cursamos nuestra denuncia, Stanford y su círculo íntimo de familiares y amigos con los que gestiona su empresa están perpetrando un fraude masivo ". Por su parte, Rose Romero, Directora Regional de la oficina de la SEC en Fort Worth ha dicho que "estamos denunciando un fraude escandaloso de tal magnitud que ya podría haber extendido sus tentáculos en todo el mundo ".
La denuncia de la SEC, presentada en la Corte Federal de Dallas, afirma que a través de una red de asesores financieros de la empresa Stanford Group Company (SGC), la compañía Stanford International Bank (SIB) ha vendido aproximadamente 8.000 millones de "certificados de depósito" a inversores bajo la promesa (improbable) de altas tasas de interés.
Estas tasas se sustentan, "supuestamente," en la obtención de beneficios mediante las estrategias de inversión de la SIB lo que permitió a los bancos lograr rendimientos de dos dígitos en sus inversiones durante los últimos 15 años. Lo que investiga la SEC es si las promesas ofrecidas por Stanford a los compradores de sus certificados de depósitos están sustentadas en una base real y líquida, tal y como los ejecutivos de SIB prometieron a sus clientes. De este modo pretende averiguar si realmente sus depósitos están seguros.
La denuncia cursada por el regulador estadounidense un grupo cerrado formado por la familia y los amigos de Stanford eran los encargados de dirigir SIB. El comité de dirección de SIB, responsable de la gestión de la cartera de activos de miles de millones de dólares del banco, estaba compuesta por Stanford, su padre (residente en Mexia, Texas), un ganadero de Mexia que también vende coches, Pendergest-Holt, que antes de unirse a SFG no tenía experiencia en los mercados financieros y Davis, que fue compañero de habitación de Stanford durante la universidad.
En su denuncia la SEC también habla de otro esquema basado en ventas efectuadas por inversores de SGC por valor 1.200 millones de dólares en fondos mutuo de inversión en propiedades denominado Stanford Allocation Strategy (SAS). El problema, según la SEC es que este programa de inversión estaría ofreciendo datos falsos como garatías que permitieron a SGC engordar su programa SAS desde menos de 10 millones en 2004 a más de 1.000 millones de dólares, generando ganancias a SGC (y en última instancia a los bolsillos de Stanford) de aproximadamente 25 millones de dólares en 2007 y 2008. Entre los datos falsos también figuraría una historia inventada sobre su reputación y trayectoria para avalar los fondos y captar clientes.
Según la denuncia, Stanford utilizó la actividad de SAS para captar asesores de inversión con un cierto peso en otras empresas. Así, Stanford habría incentivado fuertemente a estos nuevos fichajes para que reasignaran los activos de sus clientes al programa de certificados de depósitos de SIB.
Se trata del segundo fraude a gran escala destapado en Estados Unidos en poco más de dos meses, después de que en diciembre se revelara el llevado a cabo por Madoff, quien ha confesado que asciende a 50.000 millones de dólares, s egún la fi scalía.
No obstante, la SEC aún busca pruebas para sustentar una sentencia definitiva que inculpe a los acusados de las leyes federales de valores e imponer las sanciones financieras pertinentes. La Comisión reconoce la asistencia y la cooperación de la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera (FINRA), en relación con este asunto.