La productividad varía mucho entre empresas y países. Esta divergencia no puede explicarse recurriendo únicamente a la productividad de distintos factores, como el capital intensivo. Un estudio concluyó que sólo la mitad del diferencial de su muestra era función del empleo de distintos factores. Otro trabajo encontró marcadas diferencias de productividad, incluso, dentro de industrias de bienes muy homogéneos, como las cajas y los bloques de hielo.
Desde hace décadas ha sido difícil para los economistas atribuir el diferencial entre empresas o países (una vez calculada la contribución de los distintos factores) a causas concretas. “La medida de nuestra ignorancia” es como llamaba el economista Moses Abramobitz a la productividad de un país. Una posible explicación es el uso de innovaciones tecnológicas como nueva maquinaria o patentes, pero incluso controlando estos factores sigue habiendo importantes diferencias.
Nicholas Bloom y John Van Reenen aportan una nueva hipótesis en Why Do Management Practices Differ across Firms and Countries?, publicado en el Journal of Economic Perspectives. Según estos autores, las distintas prácticas de gestión de las empresas explican parte de ese diferencial, y el estudio presenta evidencias a favor de esta tesis.
La literatura sobre gestión, afirman Bloom y Van Reenen, suele basarse en casos de estudio más que en datos empíricos sistemáticos de empresas y países. Los autores han conducido un conjunto de encuestas durante la pasada década, centrándose en aspectos relevantes de la gestión como la supervisión del comportamiento de los empleados, el establecimiento de los objetivos adecuados o los esquemas de incentivos para promover el buen rendimiento.
Tradicionalmente, los economistas han rechazado la hipótesis de Bloom y Van Reenen considerando que es relativamente sencillo y rápido cambiar el modelo de gestión si con ello se consiguen importantes mejoras de productividad. ¿Qué barreras lo impiden? Los autores del estudio sostienen, no obstante, que las diferencias en la gestión están a menudo enraizadas en diferencias más profundas de información, sociales, legales y tecnológicas.
Bloom y Van Reenan destacan diez conclusiones en su estudio:
1. Las empresas con mejores prácticas tienden a ser mejores en un conjunto de variables: son más grandes, más productivas, crecen más rápido, y tienen una tasa de supervivencia más alta.
2. Las prácticas de gestión divergen mucho entre empresas y países. La mayor parte del diferencial de la gestión media en cada país es función de la cola de empresas mal gestionadas, más larga en unos que en otros. Por ejemplo, pocas compañías están muy mal gestionadas en Estados Unidos, mientras que en Brasil e India hay muchas empresas en esta categoría.
3. Los países y las compañías se especializan en distintos estilos de gestión. Por ejemplo, las empresas americanas puntúan mejor que las suecas en incentivos, pero peor en control del personal.
4. Una fuerte competencia en el mercado tiende a mejorar el nivel medio de la gestión, acortando la cola de empresas muy mal gestionadas y presionando a las recién llegadas a adoptar mejores prácticas.
5. Las multinacionales están generalmente bien gestionadas en cualquier país. También suelen trasplantar sus estilos de gestión a sus filiales. Por ejemplo, multinacionales americanas en el Reino Unido son mejores en incentivos y peor en control de los empleados que las multinacionales suecas en el Reino Unido.
6. Las empresas que exportan al extranjero (pero no producen fuera del país) están mejor gestionadas que las empresas no-exportadores, pero peor gestionadas que las multinacionales.
7. Las empresas de propiedad familiar que sitúan a un miembro de la familia (normalmente el hijo mayor) en la dirección están de media muy mal gestionadas.
8. Las empresas estatales están en general extremadamente mal gestionadas. Empresas en bolsa o privadas suelen estar bien gestionadas.
9. Las compañías que utilizan capital humano más intensamente, medido por el número de trabajadores educados, tienden a tener prácticas de gestión mejores.
10. A nivel de los países, un mercado laboral flexible está asociado a mejores incentivos por parte de la gestión.