Las entradas triunfales de ministros como Elena Salgado –con más de cuatro millones de parados–, María Teresa Fernández de la Vega –en el centro de la polémica por la gestión y el rescate para liberar el "Alakrana"– o Manuel Chaves contrastaban vivamente con la triste realidad de las encuestas y de la gravísima crisis que atraviesa país. En el idílico panorama dibujado por Zapatero en su discurso, en el que ha vuelto a prometer un cambio de modelo económico como panacea para superar la recesión, sin apuntar cómo, sí encajaba toda la parafernalia desplegada por el PSOE.
El presidente llegó con su esposa, como recogió la pantalla gigante instalada en auditorio, bajando por unas escaleras mecánicas. Antes, habían entrado todos los ministros, algunos solos, pisando una alfombra roja. Sólo faltaron Miguel Angel Moratinos, Miguel Sebastián y Angeles González Sinde.
También estuvieron, aunque no pronunciaron palabra, Felipe González y Rodríguez Ibarra, que llegaron juntos. Estuvieron también ex ministros, aclamados por la militancia socialista: desde Magdalena Álvarez o Mariano Fernández Bermejo hasta José Barrionuevo, Javier Moscoso o Gustavo Suárez Pertierra.
Parecía claro el mensaje que quería transmitir Zapatero: que pese a que su Gobierno atraviesa sus horas más bajas, su partido le apoya incondicionalmente, y que sí tienen estrategia para salir de la crisis. La única baza parece, sin embargo, esa Ley de Economía Sostenible que se presentará el viernes y que pretende un cambio de modelo económico por decreto. Lo demás fue sólo imagen.