Menú

Robert Lucas: "Los planes de estímulo de Obama han fracasado"

Robert Lucas, premio Nobel en 1995 y uno de los economistas más prestigiosos del mundo, advierte en una entrevista para Libertad Digital sobre la demonización de los empresarios, el aumento del déficit y la política de Obama. Pese a ello, admite ser "más fan de Alan Greenspan que el propio Greenspan".

Robert Lucas, premio Nobel en 1995 y uno de los economistas más prestigiosos del mundo, advierte en una entrevista para Libertad Digital sobre la demonización de los empresarios, el aumento del déficit y la política de Obama. Pese a ello, admite ser "más fan de Alan Greenspan que el propio Greenspan".

Desde que desarrolló la teoría de las expectativas racionales, por la que recibió el Premio Nobel en 1995, pocos economistas representan la ortodoxia económica como Robert Lucas, catedrático de la Universidad de Chicago. Quizá por eso en esta época de incertidumbre su opinión levanta grandes expectativas, como se pudo ver en el abarrotado auditorio de Fundación Rafael del Pino de Madrid, donde recientemente ofreció una conferencia.

Robert Lucas rechaza por igual las explicaciones alternativas de los economistas keynesianos (el Gobierno tiene que gastar más) y de los austriacos (el Gobierno tiene que quitarse de en medio), pero no esconde su perplejidad por la llegada de una crisis que sorprendió a la mayoría de sus colegas: "No se puede anticipar algo así, pero deberíamos haber sabido más".

Pregunta (P): Han pasado tres años desde que comenzó la crisis económica. ¿Qué hemos aprendido en este tiempo?

Respuesta (R): La fragilidad del sistema bancario. Para mí fue un descubrimiento hasta qué punto ciertos servicios bancarios se habían apartado del sector regulado y habían entrado en un sistema paralelo en la sombra.

P: ¿Ese desconocimiento estaba extendido entre la profesión?

R: Bueno, no era ningún secreto, simplemente no formaba parte de la discusión teórica macroeconómica. Más que en los departamentos de economía, se hablaba de ello en las escuelas de negocios.

P: Pero en ellas tampoco se vio venir la crisis.

R: No se puede ver algo así con exactitud. En los años 30 el sistema bancario era como un castillo de naipes. Pensábamos que con la ley Glass-Steagall de 1933 lo habíamos arreglado, pero de repente ocurrió esto.

P: ¿Para qué sirve la teoría económica si no nos permite identificar estas burbujas?

R: Sirve para alejarte de esa pregunta. Lo explica la teoría de los mercados eficientes: existe toda una industria financiera dedicada a detectar activos sobrevalorados o infravalorados y a actuar de acuerdo a esos datos. Desde fuera un economista no puede predecir lo que va a ocurrir. Nadie lo ha hecho.

Si ve que se está creando una burbuja, y mucha gente en el mundo financiero también lo ve pero no hacen nada al respecto, no espere usted ser más listo que ellos. Es imposible superar a los Warren Buffet de cada época. Los economistas no deberíamos intentarlo, ni tampoco esperar que los políticos o los reguladores lo hagan.

P: ¿Qué efecto han tenido los llamados "paquetes de estímulo" de Obama?

R: No se puede demostrar, pero creo que han sido un fracaso. Espero que no se apruebe uno nuevo, no tendría sentido con el déficit actualy la incertidumbre que esto genera. Admiro cómo Bernanke puso tanto dinero en circulación tan rápidamente, pero el de los planes de estímulo va a llevar una eternidad en gastarse.

P: ¿Entonces el problema de estos planes es que no tendrán ningún efecto, o que lo tendrán tarde?

R: Es difícil decir si han tenido ya algún efecto, pero creo que no. La teoría, con un multiplicador de 1.5, parece exagerada [los planes de "estímulo" se basan en la idea keynesiana de que por cada $1 que gasta el Gobierno, la producción nacional aumenta $1.5 debido al "efecto multiplicador" de ese gasto].

Según Robert Barro, quien ha estudiado esto de forma muy rigurosa, en algunos casos el multiplicador es negativo [es decir, la producción real disminuye]. ¡Se han olvidado de que cada vez que el Gobierno gasta en algo tiene que quitarlo de otra parte!

P: Varios de sus colegas firmaron manifiestos contra estos planes, pero usted no. ¿Se arrepiente ahora?

R: Lo hecho, hecho está. Mi opinión actual sobre esos planes es en retrospectiva: entonces la economía iba cuesta abajo y llegó un nuevo presidente cuya convicción era que debía hacer algo al respecto. En ese momento me parecía bien, pero la verdad es que lo que hizo no ha funcionado. Si hubiera un nuevo plan, firmaría en contra. Son medidas carísimas sin resultados claros.

P: ¿Cómo saldrá EE.UU. de esta recesión, más fuerte de lo que estaba antes o más débil que nunca?

R: Más débil. Estamos acumulando grandes déficits y el nuevo marco regulatoriono mejora nada. La ley Glass-Steagall introdujo el seguro de depósitos, un ataque directo a los pánicos bancarios, y parece que funcionó. Pero no veo nada parecido en la nueva ley, no aborda los problemas bancarios más importantes, simplemente dice que se va a supervisar, que se va a vigilar... no sé, no veo que el sistema sea más seguro ahora.

P: ¿Rescatar grandes bancos y empresas no es simplemente prolongar la agonía? ¿No habría que dejar actuar al mercado, y que las compañías con pérdidas quiebren?

R: Sí, realmente tenemos un problema con el too big to fail [la idea de que hay empresas tan grandes que si se las deja caer causarían un desastre económico]. Lo ideal es anunciar políticas estrictas, pero no se puede prometer algo si no se va cumplir.

Se dejó caer a Lehman Brothers, pero luego se pensó que si se dejaba caer a los demás el sistema se venía abajo y hubo que intervenir. Así que aunque digamos que vamos a dejar caer a los bancos no es verdad, porque en ciertos casos no lo puedes hacer, es una irresponsabilidad.

P: ¿Por qué no?

R: Las quiebras bancarias son contagiosas, y si se extienden entonces tenemos un problema muy grave. Podemos vivir sin Lehman Brothers, y la verdad es que no pasa nada. Pero dejar caer a Lehman, y luego a otro banco... no, no se puede hacer.

P: ¿Cuál es la mayor amenaza a la economía en este momento?

R: Metidos en la crisis, los gobiernos van a cometer todo tipo de locuras como en los años 30, cuando prolongaron la depresión. Se castigará a los empresarios, se les utilizará como chivos expiatorios, les subirán los impuestos y saquearán sus activos... quién sabe lo que van a hacer.

P: La demonización de los empresarios ya está ocurriendo, especialmente en Europa.

R: Lo único que van a conseguir con ello es estropear las cosas todavía más, alargar los problemas. No es así como se atrae a los inversores. Los empresarios se encuentran en un entorno hostil para ganar dinero y por eso están siendo muy precavidos, no invierten.

P: Los gobiernos, y muchos economistas, insisten en que hay que aumentar el gasto, pero ¿lo que nos ha llevado aquí no ha sido precisamente demasiado gasto?

R: ¡No, no! ¡El problema fue que se gastó muy poco!

P: ¿Se gastó muy poco?

R: Mire, igual que en los años 30 se dio la "huida hacia la moneda" (flight to currency), que destrozó la economía, en esta crisis tenemos una "huida hacia la calidad" (flight to quality), hacia activos más seguros.

En busca de seguridad, los inversores quieren comprar activos respaldados por el Gobierno [deuda pública], y para financiar esa compra venden sus acciones y dejan de prestar su dinero a otros. Pero como todo el mundo hace lo mismo los precios se desploman, así que eso ya no sirve, y la única alternativa para financiarse es ahorrar, reducir el gasto. Y esta reducción es una de las principales causas de la recesión.

P: Eso es lo que ocurre ahora, en plena crisis, pero no hace 5 ó 10 años. En la fase de la burbuja se gastó mucho y no se ahorró, se disparó el endeudamiento.

R: No, no comparto esas ideas. Yo soy más fan de Alan Greenspan que el propio Greenspan [como presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan incentivó el consumo frente al ahorro con tipos de interés muy bajos].

P: ¿Cree que Greenspan lo hizo bien?

R: Sí, claro. Mire durante cuántos años mantuvo la inflación baja. Para eso le pagábamos.

P: ¿No fueron sus tipos de interés bajos los que crearon la burbuja inmobiliaria?

R: No, no. Toda esa historia de la burbuja se cuenta ahora, a toro pasado. En su momento nadie lo dijo.

P: Lo dijeron los economistas de la Escuela Austriaca. Vieron lo que iba a pasar varios años antes y lo publicaron (2003, 2004, 2004).

R: Muchos profetas bíblicos creían que los desastres sociales se podían interpretar como castigo por los pecados de unos pocos. Como siempre hay mucho pecado, los profetas constantemente alertaban contra estos peligros, y cuando llegaba un desastre veían sus profecías cumplidas.

No estoy al día respecto a la Escuela Austriaca, así que no puedo comentar los textos que usted me cita. Pero he estudiado la interpretación que hacen sobre la Depresión de los años 30 y, con el debido respeto a eminencias como Mises y Hayek, no veo mucha diferencia entre sus profecías y las de los profetas bíblicos.

Temas

En Libre Mercado

    0
    comentarios
    Acceda a los 18 comentarios guardados