Llegaban las seis de la tarde, y nada; las siete, tampoco; las ocho y media, y ni rastro de las vicepresidentas que tenían que comparecer en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. Empezaban los telediarios y De la Vega y Salgado seguían atrincheradas en Moncloa.
Cuando llegó el momento de su comparecencia, pasadas las nueve de la noche, las expectativas se desinflaron. Por lo menos esta vez De la Vega dejó preguntar a la periodista de LDTV Ketty Garat que interpeló a las dos vicepresidentas por dos cuestiones muy concretas: las contradicciones evidentes y públicas entre los miembros del Gobierno –Salgado, Corbacho y Zapatero– y sobre qué impuestos iban a aplicar las subidas anunciadas por Zapatero.
María Teresa Fernández de la Vega, seria hasta entonces, quiso esbozar una media sonrisa y responder en tono de mofa a la pregunta de LD. “Todos hemos dicho lo mismo, si se repasa las manifestaciones…”, contestó la vicepresidenta primera negando la evidencia. “Todos compartimos las cosas que estamos haciendo. (…) Los órdenes del día se componen de distintas necesidades. Cuando llegue el momento preciso adoptaremos las medidas que sean necesarias”.
Elena Salgado, que ya alardeó de su faceta de trabajadora incansable cuando destacaba su día maratoniano de reuniones en Bruselas durante 12 horas, contestó: “Son ustedes inasequibles al desaliento (la pregunta sobre la descoordinación en el Ejecutivo se repitió varias veces), pero así me gusta porque yo también soy una luchadora”.
Ya sobre la subida de impuestos, volvió a remarcar que “no hay una propuesta encima de la mesa. El presidente ha dicho que la propuesta se presentará en el momento oportuno”. Y volvió a negar las contradicciones. Tras casi cinco horas de reunión, éste fue el escaso resultado.