LD (EFE) Samsung ha admitido que ha conspirado con otras empresas a nivel internacional para fijar los precios de sus chips de "memoria de acceso aleatorio rápido", o DRAM, según las autoridades estadounidenses. Las ventas de DRAM ascendieron a 7.700 millones de dólares (unos 6.417 millones de euros) en 2004 en Estados Unidos. La multa es la segunda mayor en una investigación de este tipo en el país.
Samsung, el mayor fabricante de microprocesadores del mundo, ha presentado su declaración de culpabilidad en un juzgado de San Francisco (EEUU), y en ella reconoce que desde 1999 a 2002 conspiró en reuniones con otras empresas estadounidenses y en el extranjero para fijar el precio de los DRAM.
El fiscal general de Estados Unidos, Alberto Gonzales, indicó en un comunicado que esta práctica ilegal "reduce la innovación y elimina para los consumidores estadounidenses el beneficio de unos precios competitivos".
DRAM es el formato de chips de memoria más usado en ordenadores, telecomunicaciones y productos electrónicos como módem, teléfonos móviles, cámaras digitales, televisiones y grabadores de vídeo, un mercado de miles de millones de dólares sólo en EEUU. La sección antimonopolios del Departamento estadounidense de Justicia lleva tres años investigando a algunas empresas sobre su presunta colaboración para fijar los precios de los DRAM.
Samsung es el tercer fabricante de chips que se declara culpable de participar en la conspiración. En mayo pasado, la empresa también surcoreana Hynix Semiconductor Inc. accedió a pagar una multa de 185 millones de dólares (unos 154 millones de euros) y en octubre la compañía alemana Infineon Technologies AG aceptó una multa de 160 millones de dólares (133 millones de euros) por este delito. Además, un directivo de Hynix y cuatro de Infineon se declararon culpables de participar en la conspiración y fueron condenados a penas de entre arresto domiciliar y seis meses de cárcel.
La conspiración perjudicó a las empresas que adquieren los DRAM para elaborar sus propios aparatos, como Dell, Compaq, Hewlett-Packard, Apple, IBM y Gateway, las cuales son citadas como afectadas en el proceso contra los fabricantes de chips. A consecuencia del aumento artificial de los precios de los DRAM, esas compañías tuvieron que elevar el valor de sus productos o usar menos memoria en ellos.
La mayor multa por este delito ascendió a 500 millones de dólares (unos 418 millones de euros) y la pagó Hoffmann-LaRoche en 1999 por fijar el precio de las vitaminas a nivel mundial. La empresa BASF también tuvo que abonar 225 millones de dólares (unos 188 millones de euros) por su participación en ese caso.
Samsung, el mayor fabricante de microprocesadores del mundo, ha presentado su declaración de culpabilidad en un juzgado de San Francisco (EEUU), y en ella reconoce que desde 1999 a 2002 conspiró en reuniones con otras empresas estadounidenses y en el extranjero para fijar el precio de los DRAM.
El fiscal general de Estados Unidos, Alberto Gonzales, indicó en un comunicado que esta práctica ilegal "reduce la innovación y elimina para los consumidores estadounidenses el beneficio de unos precios competitivos".
DRAM es el formato de chips de memoria más usado en ordenadores, telecomunicaciones y productos electrónicos como módem, teléfonos móviles, cámaras digitales, televisiones y grabadores de vídeo, un mercado de miles de millones de dólares sólo en EEUU. La sección antimonopolios del Departamento estadounidense de Justicia lleva tres años investigando a algunas empresas sobre su presunta colaboración para fijar los precios de los DRAM.
Samsung es el tercer fabricante de chips que se declara culpable de participar en la conspiración. En mayo pasado, la empresa también surcoreana Hynix Semiconductor Inc. accedió a pagar una multa de 185 millones de dólares (unos 154 millones de euros) y en octubre la compañía alemana Infineon Technologies AG aceptó una multa de 160 millones de dólares (133 millones de euros) por este delito. Además, un directivo de Hynix y cuatro de Infineon se declararon culpables de participar en la conspiración y fueron condenados a penas de entre arresto domiciliar y seis meses de cárcel.
La conspiración perjudicó a las empresas que adquieren los DRAM para elaborar sus propios aparatos, como Dell, Compaq, Hewlett-Packard, Apple, IBM y Gateway, las cuales son citadas como afectadas en el proceso contra los fabricantes de chips. A consecuencia del aumento artificial de los precios de los DRAM, esas compañías tuvieron que elevar el valor de sus productos o usar menos memoria en ellos.
La mayor multa por este delito ascendió a 500 millones de dólares (unos 418 millones de euros) y la pagó Hoffmann-LaRoche en 1999 por fijar el precio de las vitaminas a nivel mundial. La empresa BASF también tuvo que abonar 225 millones de dólares (unos 188 millones de euros) por su participación en ese caso.