L D (EFE) En las tres horas que duró la reunión y que concluyó sin que los participantes se sentaran a cenar juntos, como estaba previsto, quedó patente lo que ya estaba claro de entrada. Las posiciones de la patronal y los sindicatos están más distantes que en años anteriores. Al finalizar el encuentro, Gerhard Schroeder dijo que “la situación de la economía mundial nos obliga a reaccionar. Ha quedado demostrado que la posición de la patronal y los sindicatos están tan enfrentadas que no puede haber una conciliación. Por eso, la responsabilidad está ahora en manos del Gobierno y yo la asumiré el día 14 al formular lo que toca hacer".
Para el 14 de marzo Schroeder ha anunciado una declaración sobre el estado de la nación, en la que tiene previsto abordar todos los aspectos relacionados con las reformas sociales y laborales que se ha propuesto sacar adelante. En las reformas están incluidos precisamente algunos de los temas que mantiene enfrentados a los agentes sociales, particularmente aspectos relacionados con la reforma laboral, como la flexibilización del despido, que la patronal exige, el Gobierno apoya y los sindicatos rechazan de plano. A su vez, la patronal rechaza la propuesta sindical de aprobar un programa estatal de inversiones, que el Gobierno no sólo respalda sino que incluso está ya diseñando, aunque previsiblemente no con el volumen financiero que desearía la parte laboral.
La diferencia entre los distintos conceptos es abismal, según el presidente de la Confederación de la Industria Alemana (BDI), Michael Rogowski. Los sindicatos quieren "programas de inversiones y más Estado" y la patronal "menos ataduras, un mercado laboral más liberal y una reforma del sistema social", resumió el empresario. Por su parte, el presidente de la Confederación Alemana de Sindicatos (DGB), Michael Sommer reprochó a los empresarios “querer aprovechar la crisis para desmantelar las conquistas sociales”. El fracaso de las negociaciones con la patronal y los sindicatos coloca al canciller en la difícil tesitura de tener que adoptar decisiones socialmente dolorosas sin el respaldo de un consenso entre los principales grupos de presión. Para Schroeder, el principal obstáculo a superar es la rivalidad con la oposición conservadora, sin cuyo apoyo el gobierno de coalición –de socialdemócratas y "verdes"– no puede sacar adelante sus grandes proyectos pues no tiene la mayoría en la cámara de representación regional.
Para el 14 de marzo Schroeder ha anunciado una declaración sobre el estado de la nación, en la que tiene previsto abordar todos los aspectos relacionados con las reformas sociales y laborales que se ha propuesto sacar adelante. En las reformas están incluidos precisamente algunos de los temas que mantiene enfrentados a los agentes sociales, particularmente aspectos relacionados con la reforma laboral, como la flexibilización del despido, que la patronal exige, el Gobierno apoya y los sindicatos rechazan de plano. A su vez, la patronal rechaza la propuesta sindical de aprobar un programa estatal de inversiones, que el Gobierno no sólo respalda sino que incluso está ya diseñando, aunque previsiblemente no con el volumen financiero que desearía la parte laboral.
La diferencia entre los distintos conceptos es abismal, según el presidente de la Confederación de la Industria Alemana (BDI), Michael Rogowski. Los sindicatos quieren "programas de inversiones y más Estado" y la patronal "menos ataduras, un mercado laboral más liberal y una reforma del sistema social", resumió el empresario. Por su parte, el presidente de la Confederación Alemana de Sindicatos (DGB), Michael Sommer reprochó a los empresarios “querer aprovechar la crisis para desmantelar las conquistas sociales”. El fracaso de las negociaciones con la patronal y los sindicatos coloca al canciller en la difícil tesitura de tener que adoptar decisiones socialmente dolorosas sin el respaldo de un consenso entre los principales grupos de presión. Para Schroeder, el principal obstáculo a superar es la rivalidad con la oposición conservadora, sin cuyo apoyo el gobierno de coalición –de socialdemócratas y "verdes"– no puede sacar adelante sus grandes proyectos pues no tiene la mayoría en la cámara de representación regional.