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Schroeder cree que los nuevos miembros de la UE deben subir los impuestos a las empresas

El canciller alemán, Gerhard Schroeder, considera que los nuevos miembros de la Unión Europea (UE) deberán subir los impuestos a las empresas para armonizarlos con los otros países de la Unión. En los últimos meses, numerosas empresas alemanas (Siemens y Basf, por ejemplo) han anunciado su intención de abandonar el país ante los elevados costes. Schroeder las acusó de antipatriotas.

L D (Agencias) Schroeder señaló, en un discurso pronunciado en la Fundación Friedrich Ebert de Berlín, que el impuesto a las empresas en los diez países que ingresarán en la UE el próximo 1 de mayo está, como promedio, por debajo del 20 ciento, mientras el promedio de ese impuesto en los actuales Estados miembros es del 30 por ciento.

El canciller dijo que los nuevos Estados miembros procurarán mejorar su infraestructura con recursos de la UE, pero advirtió que los fondos deberán salir también de la recaudación fiscal.
 
Las bajas tasas impositivas a las empresas en el centro y el este de Europa es uno de los motivos por los cuales muchos puestos de trabajo son trasladados a esa región del continente (lo que se denomina "deslocalización industrial").
 
El pasado 11 de marzo, Siemens reconoció su deseo de deslocalizar hacia Hungría alrededor de 2.000 empleos en el sector de telefonía, con el objetivo de reducir sus costes. Además, a finales del año pasado, la prensa alemana se hizo eco de la deslocalización de otros 10.000 empleos en la filial de "software" de Siemens. El grupo químico BASF también ha anunciado su intención de reconsiderar sus futuras inversiones en Alemania.
 
Esta tendencia irrita cada vez más al Gobierno, que se enfrenta a un nivel de paro desconocido desde hacía décadas en Alemania –más del 11 por ciento de la población activa–. Ante esta situación, el presidente de una de las  patronales del país, la Federación Alemana de Cámaras de Comercio e Industria, ha hecho un llamamiento en favor de la deslocalización de las empresas alemanas. Schroeder, según su servicio de prensa, calificó este llamamiento de "acto antipatriótico

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