L D (EFE) El viernes, los estados federados del este del país, los más afectados por el desempleo, votaron en el Bundesrat (cámara alta del Parlamento alemán) contra el último apartado de la reforma laboral, la denominada Hartz IV, que reducirá notablemente los subsidios. La reforma, sin embargo, salió adelante, ya que había sido consensuada entre el Gobierno roji-verde y la oposición conservadora, mayoritaria en esa Cámara.
Tras el rechazo de los estados federados germanorientales a ese capítulo de la reforma, el ministro de Economía, Wolfgan Clement anunció el fin de semana, al término de la reunión de la coalición roji-verde en un castillo de Brandeburgo, una campaña en favor de los desempleados de larga duración.
Clement anunció que a partir del 1 de enero del 2005 su departamento movilizará a unos 41.000 agentes laborales, cuatro veces más de los que hay ahora, para agilizar las tramitaciones de puestos de trabajo. Eso significará que habrá un agente o intermediario laboral por cada 74 jóvenes sin empleo o 150 antiguos desempleados. En el pasado había un agente por cada 750. La reforma laboral aprobada el viernes en el Bundesrat supondrá la equiparación "de facto" entre los llamados parados crónicos y los perceptores del auxilio social.
Se entrará en la condición de desempleado crónico transcurrido el tope de un año de percepción del subsidio de desempleo -o un año y medio, para los mayores de 55 años-, lo que supone, de por sí, una clara reducción respecto al periodo máximo actual de plena percepción de esos subsidios, establecido en 32 meses. Los desempleados de larga duración y los del auxilio social pasarán a percibir entonces un pago de una media de 350 euros mensuales, a complementar con ayudas familiares y al alquiler de la vivienda. Esta medida se considera especialmente dura para el este del país, ya que en algunas regiones del antiguo territorio germano-oriental el desempleo afecta a más del 20 por ciento de la población laboralmente activa -frente al 10,2 por ciento de media nacional.
Los representantes de esa mitad del país, como el socialdemócrata Matthias Platzeck, primer ministro de Brandeburgo y anfitrión de la reunión del Gobierno el fin de semana, votaron en contra de la reforma, por considerar que no se pueden recortar subsidios cuando no se está creando empleo. "Por mucha flexibilidad que se aplique, por el momento el mercado laboral no ofrece perspectiva alguna", apunta Platzeck, en declaraciones que publica hoy el diario "Der Tagesspiegel".
Tras el rechazo de los estados federados germanorientales a ese capítulo de la reforma, el ministro de Economía, Wolfgan Clement anunció el fin de semana, al término de la reunión de la coalición roji-verde en un castillo de Brandeburgo, una campaña en favor de los desempleados de larga duración.
Clement anunció que a partir del 1 de enero del 2005 su departamento movilizará a unos 41.000 agentes laborales, cuatro veces más de los que hay ahora, para agilizar las tramitaciones de puestos de trabajo. Eso significará que habrá un agente o intermediario laboral por cada 74 jóvenes sin empleo o 150 antiguos desempleados. En el pasado había un agente por cada 750. La reforma laboral aprobada el viernes en el Bundesrat supondrá la equiparación "de facto" entre los llamados parados crónicos y los perceptores del auxilio social.
Se entrará en la condición de desempleado crónico transcurrido el tope de un año de percepción del subsidio de desempleo -o un año y medio, para los mayores de 55 años-, lo que supone, de por sí, una clara reducción respecto al periodo máximo actual de plena percepción de esos subsidios, establecido en 32 meses. Los desempleados de larga duración y los del auxilio social pasarán a percibir entonces un pago de una media de 350 euros mensuales, a complementar con ayudas familiares y al alquiler de la vivienda. Esta medida se considera especialmente dura para el este del país, ya que en algunas regiones del antiguo territorio germano-oriental el desempleo afecta a más del 20 por ciento de la población laboralmente activa -frente al 10,2 por ciento de media nacional.
Los representantes de esa mitad del país, como el socialdemócrata Matthias Platzeck, primer ministro de Brandeburgo y anfitrión de la reunión del Gobierno el fin de semana, votaron en contra de la reforma, por considerar que no se pueden recortar subsidios cuando no se está creando empleo. "Por mucha flexibilidad que se aplique, por el momento el mercado laboral no ofrece perspectiva alguna", apunta Platzeck, en declaraciones que publica hoy el diario "Der Tagesspiegel".