La Bolsa española también se dejó seducir por la incitante tentación de recoger beneficios, que se manifestó desde el comienzo de la semana, después de que en la anterior se registraran cinco máximos anuales consecutivos. Además del elevado nivel de las cotizaciones -el Ibex-35 acumula en poco más de seis meses y medio una revalorización superior al 70 por ciento- , la duda que propició la recolecta brotó con la publicación de estadísticas que muestran un parón, de mayor o menor transcendencia, ya se verá, en la actividad económica estadounidense.
Con poca convicción al comienzo de la semana , pero con los renovados votos que abrazó en la partida de este ejercicio, la bolsa emprendía una moderada recogida de beneficios al final de este ciclo porque el sector inmobiliario estadounidense patinaba en agosto después de cinco meses erguido -las ventas de casas de segunda mano bajaban el 2,6 por ciento-.
También en Europa hablaban de problemas de crecimiento -el PIB francés caía el 2,8 por ciento en el primer trimestre- y de cuestiones metafísicas pero con transcendencia terrena.
La encuesta IFO de confianza empresarial alemana y los datos adelantados de actividad en los sectores industrial y de servicios de este país no cumplían las expectativas y venían a indicar una detención de la producción parecida a la que sugerían los datos estadounidenses.
Con estos datos, y aunque la bolsa alcanzó un par de máximos anuales -otro intradía el jueves en 11.900,90 puntos, cuando registró la mayor caída de las tres últimas semanas-, el recogimiento parecía la opción más acertada.
Sobre todo cuando la Reserva Federal -banco central estadounidense- comentaba, tras mantener los tipos de interés y bendecir el fin de la recesión, que iba a dejar de suministrar la comunión al sistema financiero, es decir, que empezaría a cerrar el grifo del dinero al postergar las compras de deuda hipotecaria.
Por lo que pudiera venir, el precio de las materias primas también aceptaba esta regla -el petróleo Brent perdía el 10 por ciento esta semana, hasta 65,15 dólares- y contribuía al retroceso bursátil, que acontecía entre los vaivenes de la divisa estadounidense, que se negoció a más de 1,48 dólares esta semana.
En cuanto a la evolución de las principales empresas del mercado español , las treinta y cinco integrantes del índice Ibex-35, que el jueves superó momentáneamente el nivel de 11.900 puntos, bajaron veintiocho y subieron siete.
La mayor caída correspondió a ArcelorMittal , con un retroceso del 7,87 por ciento, perjudicada por la caída de los precios de las materias primas y las dudas sobre la recuperación.
El segundo lugar por pérdidas recayó en OHL , afectada por algún informe negativo, que bajó el 7,24 por ciento, en tanto que Técnicas Reunidas cedió el 5,99 por ciento, en parte por el retroceso de la cotización del petróleo.
Otra vez Cintra y Ferrovial lideraron las ganancias al continuar rentabilizando sus planes de fusión, con lo que la primera subió el 12,18 por ciento y la segunda, el 10,63 por ciento, mientras que el tercer puesto fue para Sacyr, que avanzó el 4,52 por ciento gracias al interés que puedan tener los inversores por su participación en Repsol.
Todos los grandes valores bajaron : Iberdrola, el 4,14 por ciento; BBVA, que ha vendido sus inmuebles en España por 1.150 millones, el 1,35 por ciento; Repsol, el 0,91 por ciento; Banco Santander, el 0,41 por ciento, y Telefónica, el 0,08 por ciento.
La próxima semana , en la que el Ibex-35 partirá de 11.643,80 puntos, los inversores estarán pendientes de los datos del PIB estadounidense y británico del segundo trimestre, así como de las estadísticas de empleo en España y Estados Unidos -septiembre- y la zona euro -agosto- y del IPC adelantado alemán de este mes.