Eduardo Molet hace balance tras la celebración del I Salón Inmobiliario de Segunda Mano, que se celebró los días 22 y 23 de enero en el Palacio de Congresos de Madrid
El Salón Inmobiliario de Segunda Mano, que se celebró los pasados días 22 y 23 de enero en Madrid, cerró su primera edición con un balance positivo. A falta de conocer en próximas fechas el número de operaciones de compraventa que se puedan cerrar en el marco del salón inmobiliario, la organización cifra en más de 4.000 los visitantes que acudieron al salón inmobiliario.
El impulsor de esta feria de particulares, Eduardo Molet, afirma que el número de visitantes ha superado las expectativas de asistencia. “En el Salón finalmente se exhibieron cerca de 1.700 viviendas de particulares, y esperábamos una afluencia de público de unos 1.000 visitantes. Los 4.000 que acudieron indica que no es la demanda de vivienda la que está en crisis, sino la oferta”.
Afirma Eduardo Molet que una de las principales conclusiones que se pueden extraer de este salón inmobiliario es que si los propietarios no bajan sus pretensiones de venta entre un 30% y un 40%, difícilmente podrán vender su casa. “Aunque son muchos los que se resisten a rebajar sus pretensiones, sí que es cierto que son cada vez más los que lo hacen. Y los que más se ajusten al mercado, más rápido y en mejores condiciones venderán su propiedad”.
Es gracias a este cambio de tendencia que en los últimos ocho meses la situación del sector inmobiliario, aún inmerso en una profunda crisis, está mejorando. Según Eduardo Molet, “nos han traslado de la UCI a planta. Después de ver lo ocurrido en el salón inmobiliario que hemos organizado y las largas colas de visitantes e interesados en comprar vivienda, lo que debemos hacer desde nuestro sector es reconducir la oferta”.
Cambia el perfil de comprador
Otra importante conclusión que extrae la organización de este I Salón Inmobiliario de Segunda Mano, es que se confirma que la demanda ha cambiado en los últimos años.
Antes los compradores eran jóvenes parejas que querían acceder a la primera vivienda y jóvenes profesionales con un buenos salarios que podían comprar pisos de una o dos habitaciones. Precisamente aquellos a los que ahora los bancos no dan créditos. En la actualidad, la demanda es de pisos de 3 y 4 habitaciones, adquiridos por personas de entre 40 y 50 años, solventes y con liquidez, que no necesitan mucha financiación, y a los que las entidades financieras sí conceden créditos.