(Libertad Digital) El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, consideró este miércoles prematuro extraer de las palabras del secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, conclusiones sobre cambios en el sistema de desgravaciones fiscales. Fernández Ordóñez afirmó que el futuro pasa por "suavizar los incentivos fiscales" y apuntó la necesidad de "reflexionar" sobre si los planes de pensiones deben primar sobre otras alternativas de ahorro que persigan el mismo objetivo. Al ser preguntado en los pasillos del Senado sobre esta cuestión, Solbes insistió en que dentro de ese marco de reflexión, "hay que verlo todo", pero no hay ninguna decisión, ni siquiera ningún proyecto, porque es un asunto que se estudiará en 2005.
Según publica el diario Expansión, el esquema estaría basado en un tipo central del 30 por ciento en el IRPF, eliminándose por defecto los del 15, el 24 y el 28 por ciento actuales. Mientras, en el tramo alto de la orquilla se eliminarían los del 45 y el 37 por ciento, para dejarlos en un 40 por ciento. De este modo, las rentas altas verían reducidas sus aportaciones. Para ajustar los tipos, los técnicos del Gobierno estudian un mínimo exento para todos los trabajadores de en torno a los 12.500 euros. En la actualidad el mínimo vital establecido se encuentra en 3.400 euros, llegando hasta los 8.000 euros si se completara con las desgravaciones por hijos y personas mayores.
Esta reforma supone el pistoletazo de salida a las distintas reformas que quiere desarrollar el equipo de Pedro Solbes. Según Expansión, entre los planes del Ejecutivo también figuraría la necesidad de acercar el tipo general del Impuesto de Sociedades al gravamen máximo del IRPF. Esto supondría que las empresas verían como los impuestos sobre los beneficios bajarían del actual 35 por ciento hasta el 30 por ciento previsto en el nuevo IRPF. El objetivo sería reducir el coste fiscal a las empresas.
Según el diario salmón de Recoletos, los miembros del Gobierno que trabajan en la reforma dicen que el nuevo esquema “sería mucho más sencillo que el actual y no supondría pérdida de recaudación”. Sin embargo, la pretendida reforma “debe superar todavía las simulaciones para ver su impacto en la economía y en los contribuyentes".