El socialista ha participado en un desayuno informativo organizado por Vanity Fair, la revista en la que hace unos meses criticó el presidencialista modo de gobernar de Zapatero. En la entrevista, llegó a confesar que él se hubiera ido "mucho antes" que Solbes. Este martes, también ha dejado caer alguna crítica al actual Ejecutivo del PSOE, por las formas del presidente y por su manera de enfrentar la crisis.
Ministro, primero de Industria y después de Economía, durante once años del mandato de Felipe González, Carlos Solchaga se atrevió a dar consejos a Zapatero y a la clase política sobre cuáles deberían ser las medidas más urgentes para hacer frente a la recesión y sobre cómo evitar la imagen que el ciudadano tiene de los partidos por recientes, y no tan recientes, escándalos de corrupción.
Solchaga confesó que Zapatero no le ha pedido "ayuda ni consejo", ni, dijo, "lo necesita", pero desde el estrado sí lanzó algunas recomendaciones. En su opinión, ha habido un "cambio de actitud" del Ejecutivo, tras las declaraciones del presidente sobre los "ajustes" necesarios en Financial Times, pero alertó de que hay "un tiempo limitado para mantener la credibilidad" del Gobierno, de cara a los mercados.
Según el ex ministro, las actitudes que puede tener un Gobierno para enfrentarse a esta crisis son dos: "no hacer muchas cosas impopulares" para intentar conservar el voto, y "hacer lo que se tiene que hacer porque la gente lo reconocerá". Esta es, en su opinión, la senda que debería tener el Ejecutivo y advirtió del peligro de ser un gobierno que se limite a "echar balones fuera". Transcurrido un cierto tiempo sin enfrentarse a una situación así, dijo, "la posibilidad de que la credibilidad se desvanezca es muy elevada".
Para Solchaga, este es precisamente el peligro más grave al que se enfrenta la economía española: el riesgo país. En su opinión, es el que "con más urgencia debe contener el Gobierno", puesto que el riesgo de que los mercados pongan en peligro a España es "elevado". Tras citar los casos de Grecia y Portugal, apuntó que "no hay que excluir a Irlanda y España" porque podrían "verse afectadas". El ex ministro recordó el "endeudamiento extremadamente alto" de nuestro país en el nivel privado al que ahora se está sumando el público.
El tiempo, apuntó, corre en contra del Gobierno. Los siguientes meses, dijo, serán de "no retorno". La fecha clave será la presentación de los próximos presupuestos: "Si no quedan negro sobre blanco" las promesas de austeridad y reajuste del Ejecutivo, "será imposible recuperar la confianza de los mercados".
Algunas medidas "disparatadas"
Sobre algunas de las últimas medidas del Ejecutivo, como la aún incierta reforma laboral o la barra libre de créditos del ICO, demandó la creación de un solo contrato, "con un techo de despido tolerable", y advirtió del peligro de que el ICO termine convirtiéndose en un "registro de impagados" por la ausencia de un sistema de exclusión de riesgos. También opinó de la subida del IVA prevista para junio: ante las voces que reclaman que el Gobierno se eche para atrás, afirmó que "quitarlo ahora sería ponerse una pistola en la sien" por la incertidumbre que conllevaría en el exterior.
Respecto de las intenciones desde el Ejecutivo de cambiar el modelo económico, recordó que no puede salir de la "voluntad del Gobierno" sino del mercado privado y calificó de "bastante disparatado" y "absurdo" que se organice, con este fin, una comisión interministerial. Y en otro orden de cosas, criticó también la eliminación de la publicidad en TVE. En su opinión, se ha hecho "en el momento más disparatado". "No lo entiendo, habría que pensar en los beneficiarios concretos... no creo que sea el caso", añadió.
Zapatero y sus "ayudantes" en Moncloa
Aunque el ex ministro habló casi todo el tiempo de economía, con varios toques de atención al Gobierno, también se refirió a la forma de gobernar del presidente, criticada por varios ex miembros de su Ejecutivo. "Zapatero es como es, no hay que esperar otra cosa", dijo preguntado sobre sus modos presidencialistas. En su opinión, él tiene la "percepción" de que él es el "operador político, el más importante", y el resto de miembros del Consejo de Ministros son "ayudantes" que no tienen por qué tener peso político.
"Zapatero seguirá siendo un hombre muy confiado" en sus propias ideas", que reparte trabajo y que no quiere que sus ministros "le creen problemas", dijo. "Pero los problemas", alertó, están ahí. Solchaga no cree que vaya a haber cambios en el Ejecutivo, y, si los hay, serán por razones distintas a que "no esté satisfecho con lo que están haciendo". No quiso opinar sobre la reelección de Zapatero, secreto que aún no ha desvelado el presidente y sobre el que, pese a la apariencia externa, se viene discutiendo dentro del PSOE. "No tengo opinión sobre eso", zanjó al preguntársele sobre si el presidente debería volver a intentar serlo.