Las acciones de la Reserva Federal y el resto de bancos centrales del mundo han alertado a la mayoría y han conseguido poner el oro y la plata en la mente de todos los inversores y ahorradores durante los últimos años. Ahora, varias propuestas en diferentes estados de EEUU trasladan estas preocupaciones monetarias al ámbito político.
Las iniciativas consisten, básicamente, en permitir que se paguen impuestos y otros pagos al Gobierno del estado en oro y plata. Las legislaciones no buscan implantar un único y exclusivo estándar oro o bimetálico, sino aumentar las opciones. Los impuestos se podrían seguir pagando en dólares de la Reserva Federal pero, además, se ofrece la opción de pagarlos en oro o plata, a elección del ciudadano. Se está legalizando una cierta competencia de monedas.
No es extraño en la historia de Estados Unidos encontrar iniciativas ciudadanas y de los gobiernos estatales buscando alternativas al monopolio del dinero impuesto por Washington. Siempre se habla de Andrew Jackson, el último presidente estadounidense que pagó toda la deuda federal tras clausurar en 1832 el "Second Bank of the USA", predecesor de la actual Reserva Federal de EEUU (FED), el banco central que vendría décadas más tarde. Jackson comparte con Thomas Jefferson el honor de ser los únicos presidentes que han cerrado un banco central en Estados Unidos.
Pero acabar con la "guarida de serpientes y ladrones", según las propias palabras del presidente Jackson, no fue idea o voluntad de un solo hombre. En realidad, antes de la presidencia de Jackson, la imposición de un monopolio monetario por parte del Gobierno federal ya fue combatida desde algunos estados.
Billete del Second Bank of the USA, el tercer banco central de EEUU
En 1816, Indiana e Illinois añadieron cláusulas a sus respectivas constituciones estatales para prohibir al banco central abrir delegaciones y operar en sus estados. El mismo año, Carolina del Norte, Georgia y Maryland impusieron elevados impuestos especiales al banco central, con la clara intención de impedir sus operaciones.
Pero el Gobierno federal y el banco central lucharon contra esta situación y el resultado fueron batallas legales, con el Tribunal Supremo dando la razón frecuentemente al Gobierno federal, al tiempo que los estados ignoraban sus resoluciones en base a su derecho para interpretar la Constitución dentro de sus fronteras.
Quizá una de las anécdotas más indicativas y, posiblemente, dantescas del nivel de confrontación existente entonces la encontramos en el estado de Ohio. En 1819 el estado aprobó una tasa de 50.000 dólares al banco que, en su línea habitual, se negó a pagar. Ante la negativa, el secretario del Tesoro de Ohio llegó a entrar personalmente en la caja fuerte de la delegación del banco central para llevarse 100.000 dólares.
Aunque se ofreció al banco devolverle los impuestos cobrados a cambio de abandonar el estado, el Gobierno federal acabó enviando a sus agentes para arrestar al secretario y recuperar el dinero. Esta acción no hizo otra cosa que enfurecer aún más a la población, que siguió presentando leyes contra el banco. Kentucky y Connecticut se unieron a Ohio en 1825. En 1829, Carolina del Sur, Nueva York y New Hampshire presentaron legislaciones con esta misma intención.
Los ciudadanos y representantes locales del país tienen una larga tradición de lucha contra el monopolio monetario impuesto por el Gobierno federal y el banco central de EEUU. Ese contexto fue una de las grandes bazas que tuvo Andrew Jackson para acabar cerrando el banco central. Y lo curioso es que la historia podría estar repitiéndose en la actualidad.
Utah
En el estado de Utah, el legislador John Dougall ha presentado el Utah Sound Money Act. Sin embargo, este proyecto de ley no ha salido de la iniciativa de ningún político concreto sino que se trata de una propuesta ciudadana. Ha sido redactado por Larry Hilton, un abogado y vendedor de seguros local. Hilton resalta que el objetivo de esta iniciativa consiste en dar más opciones a los ciudadanos, a la vez que protegería o ayudaría al estado ante cualquier dificultad que pueda tener el dólar, ahora que cada vez se cuestiona más abiertamente su rol como divisa de reserva mundial.
El texto presentado en Utah incluye algunas propuestas adicionales, además de permitir poder pagar en oro y plata los impuestos al gobierno estatal. Así, por ejemplo, establece que el gobierno validaría y aceptaría monedas de oro y plata acuñadas privadamente por los ciudadanos siempre que cumplieran unos estándares de calidad mínimos.
También propone la creación de un depósito de oro y plata donde los ciudadanos puedan guardar su metal, así como la reactivación del Utah Defense Force, la milicia que la Constitución estatal pone en manos del gobernador para vigilar dicho depósito. Según el texto del proyecto, el gobernador debe reclutar y entrenar a las fuerzas de seguridad de Utah para almacenar, preservar, proteger y transportar las explotaciones del preciado metal en el estado. Además, también existiría la posibilidad de crear cooperativas privadas, que se encargarían de guardar los metales y garantizar las transacciones entre las partes interesadas. Estas cooperativas podrían garantizar privacidad y disfrutarían de impuestos reducidos, al estilo de los bancos suizos.
El actual tesorero del estado, Richard Ellis, no está convencido al respecto, pero abrirá conversaciones con los bancos locales para investigar si podrían funcionar con oro y plata. Si el proyecto legislativo prosperara, el tesorero sería el encargado de fijar el intercambio entre el oro y la plata.
Éste es, precisamente, el punto más débil de la propuesta. En el pasado, el país funcionó mediante la implantación de un estándar monetario bimetálico. Este estándar consiste en un ratio fijo entre el oro y la plata mantenido y actualizado por el Gobierno. El problema principal es que el Gobierno no actualizaba correctamente el ratio entre el oro y la plata, creando una oportunidad de arbitraje, lo que se conoce como la Ley de Gresham.
Y es que, si el ratio oficial entre el oro y la plata no es actualizado para reflejar correctamente la valoración del mercado significa que uno de los dos metales está siendo subsidiado. Cuando los costes de almacenaje y transporte del metal superan la diferencia entre el ratio, los emprendedores aprovechan dicho subsidio para comerciar con otros países, de modo que uno de los dos metales acabaría desapareciendo.
Durante la época del estándar bimetálico esta situación se produjo en un par de ocasiones, causando problemas conforme la economía se adaptaba a la nueva situación. Fue la principal razón por la que tras la Guerra Civil de EEUU se comenzaron a dar pasos firmes para tratar de eliminar el estándar bimetálico hasta que, finalmente, fue sustituido por un estándar oro. Es, quizá, el único punto débil de esta propuesta, cuanto menos, significativa ya que, en última instancia, pretende tumbar el monopolio monetario que impone la FED.
Virginia
Pero Utah no es el único que está estudiando este tipo de alternativas. Un proyecto similar ha visto también la luz en el estado de Virginia. La versión de este estado es más modesta, ya que demanda la adopción del oro y la plata e, incluso, cualquier otra moneda a decisión de los ciudadanos, como divisas alternativas al dólar que emite en exclusiva la Reserva Federal.
Lo más llamativo de esta propuesta legislativa son los motivos que expone para su implantación. En concreto, planeta la creación de un subcomité para estudiar si el estado debe "adoptar una moneda que sirva de alternativa a la moneda distribuida por el sistema de la Reserva Federal, en el evento de una caída del sistema de la Reserva Federal". Añade que la medida "mitigaría muchos de los shocks económicos, sociales y políticos predecibles ante una hiperinflación, depresión u otra calamidad producida por la caída del sistema de la Reserva Federal".
La credibilidad de la Reserva Federal ha sufrido un gran desgaste durante esta crisis entre amplias capas de la sociedad civil estadounidense (el auge del Tea Party es su manifestación más paradigmática). Con la crisis económica todavía instalada en EEUU, Ben Bernanke -presidente de la FED- es cada vez más criticado debido a sus políticas inflacionarias.
El creciente rechazo que están manifestando algunos estados hacia la actual estrategia monetaria de la Reserva Federal recuerda, cada vez más, al caldo de cultivo que, finalmente, culminó con el cierre del Second Bank of the USA, el predecesor de la todopoderosa FED. Sin duda, los históricos ex presidentes de EEUU Thomas Jefferson y Andrew Jackson aprobarían orgullosos las iniciativas legislativas que se han presentado en ambos estados.