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Ciudadanos se inclina finalmente por el pacto con Cifuentes

Las dimisiones de Victoria y Figar se consideran un éxito por la presión ejercida. Rivera, mientras, mantiene la tensión.

Las dimisiones de Victoria y Figar se consideran un éxito por la presión ejercida. Rivera, mientras, mantiene la tensión.
El líder de Ciudadanos en Madrid, Ignacio Aguado, durante una entrevista con Libertad Digital /David Alonso

Dimitidos Salvador Victoria y Lucía Figar y constatadas tras la reunión del miércoles entre Ignacio Aguado y el líder madrileño de Podemos, José Manuel López, las diferencias sustanciales en materia fiscal y económica entre ambas formaciones -cuyo apoyo conjunto o abstención de una de ellas necesitaría Ángel Gabilondo para ser investido presidente- Ciudadanos está más obligado a desvelar sus cartas, que pasan por un casi seguro apoyo a Cristina Cifuentes con su correspondiente pacto de legislatura.

En declaraciones a La Sexta Albert Rivera se felicitaba del paso dado -Aguado lo ha hecho también en Twitter- pero insistía en considerarlo insuficiente.

El líder de Ciudadanos mantiene así la tensión para no vender barato su apoyo, como también ha hecho en Madrid, en una comparecencia improvisada, uno de los nuevos miembros del grupo de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, Pedro Núñez Morgades, quien ha hablado de "un paso dentro de una larga caminata" para referirse a las dimisiones de los consejeros madrileños.

El lunes Aguado vuelve a reunirse con Cifuentes y está previsto que avancen sustancialmente en un acuerdo de Gobierno que dejará fuera propuestas de Ciudadanos como la recuperación del impuesto de sucesiones pero en la que Cifuentes tendría que comprometerse con una reforma de la ley electoral autonómica para hacer obligatorias las primarias.

Entre medias apareció Luis Garicano con un tuit que ponía patas arriba la estrategia seguida durante toda la semana tanto por Aguado como por Albert Rivera, consistente en presionar hasta el límite a los populares por las imputaciones de Victoria y Figar. El responsable del programa económico naranja se descolgaba defendiendo a la consejera de Educación y afirmando literalmente: "La Guardia Civil se ha pasado esta vez".

A la misma hora Aguado pisaba por vez primera la Asamblea de Madrid junto a sus dieciséis compañeros de bancada y reiteraba que el PP debía hacer algo tras las imputaciones, y que si Cifuentes no tenía autoridad habría que hablar con Esperanza Aguirre. La actitud díscola de Garicano, parecida a la que mantuvo cuando atacó públicamente el AVE sin los matices que luego introdujo Rivera en la polémica propuesta, ha vuelto a sentar muy mal en las filas naranjas, donde se afirma, casi con resignación, que no es afiliado.

Formalmente no, claro, pero se le pudo ver exultante en el Hotel Eurobuilding durante la noche electoral del 24-M compartiendo tarima con Rivera, Aguado, Begoña Villacís y el resto de notables del partido. Una implicación que va más allá de la de un simple asesor.

El pacto en Madrid, que negocian de momento Aguado y su número dos, César Zafra, aunque el vicesecretario general, José Manuel Villegas, se incorporará a las conversaciones en breve, se explicará a la opinión pública dentro del paquete global de acuerdos.

Algo que podría pasar también por el apoyo a Susana Díaz en Andalucía, el que ya se ha empezado a negociar -con exigencias bastante laxas por parte de Ciudadanos- en La Rioja con el popular Pedro Sanz o los que podrían concretarse, también con el PP, en Castilla y León y Murcia. Todo ello sin descartar que en Valencia se permita gobernar al socialista Ximo Puig para evitar que los nacionalistas de Compromís se hagan con el Gobierno valenciano.

Rivera pretende afianzar así su imagen de líder centrista, capaz de llegar a acuerdos con todos, lejos de un Pablo Iglesias al que de momento le están vedadas las dependencias del Palacio de la Moncloa. Las mismas que el presidente de Ciudadanos pisó el pasado martes para mantener un almuerzo con Mariano Rajoy.

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