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Un Ayuntamiento socialista de Andalucía organiza una puja para bailar con mujeres

El PP local ya dijo que consideraba la puja como algo vergonzoso e inaceptable y pide la dimisión del alcalde.

El PP local ya dijo que consideraba la puja como algo vergonzoso e inaceptable y pide la dimisión del alcalde.
Algunos de los pujantes de Lecrín | Imagen de TV

Se trata de una costumbre que quería ser rescatada y que contaba con el beneplácito de la Diputación gobernada por el PSOE y el consentimiento tácito del alcalde de la localidad, el socialista Salvador Ramírez. Es una fiesta llamada de Chite-Talará que celebra el día de los Santos Inocentes, que contiene una puja por bailar con las mujeres y con cuyos fondos engrosan las arcas de la organización de la fiesta.

El propio alcalde lo explicó a su modo ante la polémica suscitada por el procedimiento recaudador: "Yo voy a lo mejor con mi mujer (a la fiesta) y llega uno y dice '10 euros por que la señora del alcalde baile con otra persona'. Y entonces el alcalde, que está un poco mosqueao dice 'mi mujer cómo va a bailar con éste'. 15 euros, el otro puja. ¿Me comprendéis? Vamos pujando y así es cómo se recoge dinero para la fiesta". La explicación pareció contener una alusión a la posibilidad de bailar con la mujer de otro mediante la puja de dinero.

Por si fuera poco, en la presentación de la recuperación de la que se considera una tradición granadina de los pueblos de Lecrín, Chite y Talará, estuvo el propio alcalde y, por su petición, el diputado socialista de Turismo, Enrique Medina. Es más, el responsable provincial de festejos felicitó al alcalde por la recuperación que el Ayuntamiento ha hecho de una de las tradiciones del pueblo.

La ya famosa "puja" no ha pasado desapercibida en la lucha política local y provincial y amenaza con subir peldaños en la comunidad autonómica e incluso en el conjunto de España. El PP local ya dijo que consideraba la puja de mujeres y sus bailes como algo vergonzoso e inaceptable y ante lo que ha considerado un "terrible ataque" contra la mujer y un retroceso de siglos, ha pedido la dimisión del alcalde de Lecrín y la del diputado de Turismo.

Izquierda Unida se ha sumado a la condena contra la Diputación por haber permitido una fiesta así en el siglo XXI, aunque sea una "tradición centenaria" en la que parecen venderse mujeres como si fuesen animales.

Podemos Granada y Vamos Granada se han unido a la condena considerando que la recuperación de tradiciones no puede significar la recuperación de "sistemas patriarcales y capitalistas". Incluso el Instituto Andaluz de la Mujer ha condenado el festejo.

A tanto ha llegado la cosa que la propia secretaria de Igualdad entre Mujeres y Hombres del PSOE de Granada, Mercedes Garzón, partido que defiende en Lecrín y en la Diputación la celebración de las pujas por el baile con mujeres llamó a la tolerancia cero ante las conductas machistas. Dentro de la propia Diputación, el propio PSOE ha condenado el evento, y ha pedido la suspensión de la fiesta arguyendo que en la Diputación no se sabía que los festejos de Lecrín incluyeran la ya reconocida puja.

Poco después el propio Diputado de Turismo que anunció la puja y el alcalde que la promovió se sacudían de encima la responsabilidad. El alcalde, que reconoció que su ejemplo explicativo fue desafortunado porque la puja puede afectar a hombres y mujeres, aclaró, remitió el asunto a los "mayordomos" encargados de las fiestas del pueblo que tendrán que decidir si mantienen las pujas o no.

Una historia de dinero, paseos y pretendientes

La costumbre de pagar dinero por obtener ciertos lances con mujeres es bien antiguo. Había en el valle de Lecrín unos famosos "Paseos de Pretendiente" en los que se daba dinero por pasear cogidos por el brazo de la que querían que fuese su novia, como se explica en las webs especializadas en la historia y tradiciones de la zona.

A veces era tal la competencia entre los jóvenes solteros que la cantidad de dinero subía muy rápidamente. Luego venía el baile, un momento de la fiesta en que las familias no hacían demasiado caso de lo que ocurría. Pedro Antonio de Alarcón, en su novela El niño de la Bola, cuenta cómo un padre pujó en la "rifa" para que un pretendiente no bailara con su hija. Lo escribió de este modo:

Manuel se volvió tranquilamente hacia la comisión que presidía la rifa, y con voz clara y entera, que alteró todos los corazones, dijo señalando a Soledad:

—¡Cien reales por bailar con aquella señora!

La llamada señora fingió no haberle oído; pero don Elías se puso en pie, rojo de furia, y contestó inmediatamente:

—¡Mil reales por que no baile con él!

Un recio murmullo, semejante a un trueno de tormenta próxima, cundió por todo el anfiteatro, y las gentes que estaban más lejos se acercaron a presenciar aquella aterradora subasta.

Había también "paseos de la risa" donde se pagaba por ver acompañantes anómalos, por ejemplo, gorda y flaco, flaco y flaca, feo-guapa y viceversa, etc.

El baile era el elemento central del festejo en la época de los Santos Inocentes. Se hacía en las plazas de estos pueblos del valle de Lecrín. Si un hombre quería bailar, tenía que pagar y podía mediante el pago de una cantidad superior de dinero, quitarle la pareja a otro hombre. Si la cantidad ofertada era muy importante, podía procederse al paseo con la mujer elegida.

Se ha contado cómo llegaba hasta estos bailes la corrupción local puesto que podía pagarse a los mayordomos encargados del festejo para que nadie pudiera sacar a bailar a la novia de quien pagaba. Al parecer, los mayordomos se encargaban del cobro de la entrada al recinto de la fiesta y sólo pagaban los hombres.

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