Una fotografía horriblemente retocada, que mostraba a una modelo con una cintura imposiblemente estrecha, es el protagonista de la última torpeza cometida por una empresa en su relación con internet.
El efecto Streisand, entonces, también puede ser una forma estupenda de hacerse publicidad; utilizándolo de forma intencionada.
El montaje no es que sea malo técnicamente, es que no guarda las proporciones normales y es grimoso por eso.