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Fiat 500C: Un juguete para la ciudad

Es pequeño, con un diseño exclusivo, divertido de conducir, no es caro y además es descapotable. ¿Se puede pedir más? Probamos a fondo el Fiat 500C, un exclusivo juguete para la ciudad. Fiat 500C en acción.

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Ya tengo las llaves de 'mi' Fiat 500C, sólo será mío durante una semana asi que no hay tiempo que perder. Me acoplo bien en el asiento, arranco, meto primera y a disfrutar...

Tengo entre mis manos el nuevo 500 descapotable. No hay duda de que estamos ante un coche de diseño exclusivo con detalles clásicos que nos recuerdan al mítico Cinquecento del 57.

Circular por la ciudad o carretera con él se convierte en toda una experiencia no sólo por ser un coche divertido y juguetón sino porque atrapa todas las miradas. Concretamente el Fiat 500C que estoy conduciendo monta el motor Diesel 1.3 Multijet con 95 CV, incluye el sistema Start&Stop y el acabado Lounge, el más completo.

"¡Qué coche más chulo!"

Es temprano por la mañana y de camino al trabajo decido descapotar el coche y sentir el aire fresco. Desde que pulso el botón hasta que la capota se abre del todo pasan 25 segundos y no puedo circular a más de 40 km/h, porque si no la capota no te hace caso.

El Fiat 500C te ofrece una capota de tela con tres posiciones. Es un coche pequeño, coqueto... Y no sólo lo pienso yo. El comentario generalizado de la gente que lo ha visto ha sido "¡qué coche más chulo!". Y no les falta razón. Si ya la versión cerrada, el 500, es una 'monada', qué decir de esta nueva versión cabrio. Tanto con la capota cerrada como abierta no deja indiferente, gracias a la capota en tela, que en este caso al ser de color granate crea un bonito contraste con la carrocería en blanco perla.

Visto por detrás es cómo más llama la atención, sobre todo cuando la capota está desplegada, ya que forma un diseño que hace las veces de spoiler, también incluye la tercera luz de freno. La luneta trasera es de vidrio. Cuando está cerrada la visibilidad trasera es justa pero suficiente, pero cuando está abierta es 'cero' y te obliga a hacer mayor uso de los retrovisores exteriores (al menos con mi altura de 1,74 m ya que mi compañero Iván con 1,85 m de altura tenía algo más visibilidad que yo).

Cómodo para cuatro ocupantes

El diseño exclusivo de la carrocería se traslada también al interior con decoraciones en el salpicadero en blanco perla a juego con la pintura exterior y una palanca de cambio y botones de estilo retro. Los materiales utilizados transmiten buena calidad.

La postura de conducción, con mi estatura, es cómoda pero para conductores más altos o que les guste una posición más deportiva puede resultar un poco alta incluso en la posición más baja de la banqueta. Aún así, a pesar de ser un coche pequeño cuenta con una buena altura del techo. El volante está un poco tumbado y no se regula en altura. A pesar de ser un coche chiquitín el espacio para las piernas en las plazas traseras y para la cabeza es más que aceptable.

Para mamás con niños pequeños no es un coche muy práctico, el maletero tiene una boca muy estrecha y, además de no entrar un carrito de niño, dificulta la carga de objetos, pero es lo que hay que pagar a cambio de la exclusividad del 500C. El maletero tiene una capacidad de 182 litros (el Mini Cabrio tiene 170 litros y el Smart Cabrio 220 litros). Otro detalle a tener en cuenta es que cuando la capota está desplegada el maletero no se puede abrir (cuando detecta que quieres abrir el maletero automáticamente la capota se cierra un poco para que la tapa del maletero se pueda levantar).

Un juguete para ciudad y carretera

Llega el momento de la verdad... conducirlo. Nos encontramos ante el volante de un coche puramente urbano, sus 3.546 mm de longitud le delatan. El motor que estamos probando es un Diesel de 1.248 cm3 Multijet de segunda generación que entrega 95 CV a 4.000 rpm y un par de 200 Nm a partir de 1.500 vueltas. Además incluye el sistema Start&Stop de arranque y parada automática cuando el vehículo se detiene durante un tiempo prolongado, por ejemplo en un semáforo, y un indicador que te aconseja el cambio de velocidad con el objetivo de conseguir un menor consumo.

El consumo medio homologado es de 3,9 litros cada 100 kilómetros, durante la prueba el dato registrado ha sido de 5 litros.

La palanca de la caja de cambios está situada cerca del volante, lo que facilita su uso. En general el cambio va bien, los recorridos de la palanca no son largos y es bastante preciso dentro de lo que encontramos en este segmento de coches pequeños. Pero el movimiento lateral es un poco duro.

Y si fuera más alegre...

El motor es suave, ya desde las 1.500 revoluciones va bien, pero peca de ruidoso. En las tres primeras marchas este Fiat ofrece una buena respuesta y le convierten en una opción ideal para ciudad. Además, si prefieres una dirección más blanda sólo tienes que pulsar el botón City que está en el salpicadero. En cuarta y quinta marcha al motor le cuesta un poco más a bajas vueltas.

En carretera por debajo de las 2.500 rpm se aprecia una falta de potencia y hay que cambiar de marcha. Eso sí, una vez lanzado circula a buen ritmo, entre 120-130 km/h. Es una pena que este motor no sea más alegre para que fuera más similar en comportamiento al gasolina de 100 CV. Este coche, con lo juguetón que es, en general, se muestra un poco torpe. Aún así es un descapotable con el que podrás divertirte al volante.

En curvas con buen firme se agarra bien pero sus duras suspensiones hacen que en zonas bacheadas sea un poco saltarín y tengamos que corregir la trayectoria. Para un urbano convertible como este Fiat 500C apostaría por unas suspensiones más blandas y que en opción se ofreciera una suspensión más deportiva. Sobre todo teniendo en cuenta que en un cabrio no se busca deportividad si no más bien una conducción tranquila.

A cielo abierto

Circular sintiendo el viento es una experiencia agradable pero siempre que lo hagamos en ciertas condiciones, la fundamental es no superar los 120 km/h. El Fiat 500C incluye un deflector en el techo para reducir el ruido y el aire, también dispone de un cortavientos en la parte trasera (por 115 euros en opción). Con la capota cerrada los ruidos aerodinámicos son mayores que en la berlina pero sin llegar a ser molestos.

Ahora en verano hay pocas horas del día para disfrutar de un cabrio, hace demasiado calor. Por eso, en cuanto tengo la más mínima oportunidad no me lo pienso dos veces, le doy al botón y a 'fardar'.

Me he quedado sin combustible y cuando voy a echarle gasóil descubro que el tapón del depósito sólo se abre con llave, un detalle que con frecuencia encontramos en coches pequeños pero que no deja de ser engorroso y sucio.

Llegó el momento de la despedida. Tengo que devolver el coche a Fiat. Le echo un último vistazo y pienso ¡cómo mola este Fiat 500C! Es pequeño, con un diseño exclusivo, es divertido de conducir, no es caro y además es descapotable. ¿Se puede pedir más?

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