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El miedo a otra década perdida fuerza el cambio en Japón

Yukio Hatoyama será el nuevo primer ministro del país tras vencer por mayoría absoluta. Taro Aso dimite como presidente del partido liberal, castigado por sus propios votantes. Hatoyama será investido a mediados de mes y su partido controlará las dos cámaras de la Dieta.

Yukio Hatoyama será el nuevo primer ministro del país tras vencer por mayoría absoluta. Taro Aso dimite como presidente del partido liberal, castigado por sus propios votantes. Hatoyama será investido a mediados de mes y su partido controlará las dos cámaras de la Dieta.

El Partido Democrático Japonés ha ganado las elecciones por mayoría absoluta poniendo fin a medio siglo de gobierno liberal. El escenario es excepcional porque Japón puede experimentar este mismo año su peor recesión desde la II Guerra Mundial. Será, por otra parte, la quinta de las últimas dos décadas.

Sin embargo, el cambio no parece responder tampoco al mérito de los demócratas. En mayo, tres meses antes de los comicios, dimitía su líder, Ichiro Ozawa, por canalizar hacia la formación donaciones ilegales. "El futuro ahora es una incógnita", ha declarado a Libertad Digital Taro Miyamoto, profesor en la Universidad de Hokkaido. "El Partido Democrático es una extraña amalgama de socialistas, neoliberales tránsfugas y conservadores. Por tanto, no es posible hacer una previsión exacta de lo que puede ser el nuevo gobierno", añade. La clave del nuevo ejecutivo, sin embargo, radicará en las llamadas políticas sociales. Los planes fiscales irán dirigidos a potenciar el consumo privado. Hay que esperar, por tanto, más gasto público en Japón, lo cual puede conducir a una bancarrota casi segura según apunta el primer ministro saliente, Taro Aso. La economía japonesa cerrará 2009 con una deuda casi tres veces superior al PIB.

Por su parte, el Partido Liberal pasará a la oposición tras una gestión económica más que discutible desde los años 90. La ausencia de reformas estructurales básicas dirigidas a estimular el consumo interno explican una derrota anunciada meses atrás.

El PIB nipón del segundo trimestre repuntó un 0.9% (más que EEUU y cualquier otro país de la Unión Europea). Ello responde al efecto de los estímulos económicos –que no pueden durar siempre– y a una mejora ¿definitiva? del sector exterior. El dato fue acogido como un balón de oxígeno por los liberales, que pidieron confianza en sus políticas. Sin embargo, el paro alcanzó en julio un nivel inédito del 5,7% y ello terminó de rematar definitivamente al Partido Liberal. Sea como fuere, el ex-director del FMI en Asia, Yusuke Horiguchi, lo dejaba bien claro durante una entrevista concedida a LD: "Sin reformas estructurales, Japón no logrará mantener un crecimiento económico sostenido".

Los demócratas pueden ser considerados como una formación "de izquierdas". Bajo el lema "lo más importante es tu vida diaria", recurrirán al gasto público para intentar mejorar los datos de consumo privado: las previsiones para este año pasan por un descenso del 1,7%, según la OCDE. Sobre políticas de oferta, garantes del crecimiento a largo plazo, pocas propuestas serias hemos podido escuchar aún, por no decir ninguna. En cuanto a su relación con EEUU, Miyamoto apunta que la formación demócrata abrazará con el tiempo "postulados más realistas". Durante su campaña, Yukio Hatoyama ha insistido en marcar distancias con lo que considera "hegemonía estadounidense". Es más, aboga por estrechar vínculos con sus vecinos asiáticos. Sin embargo, todos los análisis señalan que no tiene posibilidades reales de "romper" con Washington, su principal aliado en la zona. Primero, porque necesita apoyo militar ante un hipótetico ataque nuclear norcoreano. Y dos, la alianza entre Japón y EEUU es básica para contrarrestar a China.

En resumen, Japón ha votado por el cambio por miedo a una situación de estancamiento económico como la que vive desde los años 90. El Partido Democrático está obligado por su contrato con las urnas a revertir dicha situación. Para ello es preciso emprender un ajuste que su propio electorado no podría llegar a entender. Citando al ex primer ministro británico, Winston Churchill, es preciso recordar que un hombre de estado piensa siempre en las generaciones futuras aunque le cueste perder unas elecciones. Hatoyama tiene, hoy más que nunca, el futuro de Japón en sus manos.    

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