En Venezuela es mejor darle un arma de verdad a un niño, que una de juguete

La Asamblea Nacional de Venezuela aprobaba en Octubre la Ley para la prohibición de videojuegos bélicos y juegos bélicos, destinada a encarcelar a todo aquél que importe, fabrique, venda, alquile o distribuya este tipo de juegos, porque, en palabras de Chávez se trata de algo "malo, malo, malo".

Para castigar cualquier intermediación en la distribución de este material, se promulgaba un duro sistema de sanciones penales y económicas, determinadas en sus artículos 13 y 14. En virtud de ellos, aquél adulto que promueva la compra o el uso de videojuegos o juguetes bélicos, será sancionado con prisión de 3 a 5 años, y condenado a pagar una multa de 2000 a 4000 unidades tributarias.

Pero lo que Chávez disfraza como una "defensa del menor" no es más que palabrería. Según el sistema penal venzolano, si un adulto comete un acto sexual contra un niño o una niña, sin llegar a la penetración, o le obliga a trabajar; cumplirá una pena menor que si le vende un videojuego violento. 

Es decir, que en virtud Ley Orgánica para la protección del niño y del adolescente (LOPNA) es mejor propinar un trato cruel a un niño, darle alcohol, cigarrillos o cualquier otra droga, antes que regalarle un juguete o un videojuego con contenido bélico.

Pero la contradicción más absurda se encuentra en el artículo 261 de la anterior ley que establece que: "Quien venda, suministre o entregue a un niño o adolescente armas, municiones o explosivos, será penado con prisión de uno a cinco años".

El socialismo del siglo XXI considera que vender un arma de fuego a un menor, puede acarrear una pena de un año de cárcel, y en el peor de los casos de 5; pero si este arma es una réplica de juguete o pertenece a un juego virtual... el adulto pasaría mínimo 3 años en la cárcel. Esta es la lógica del chavismo: el arma de juguete es más peligrosa que una de verdad.