A pesar de que España consideraba importante la participación de Honduras en la cumbre para futuros acuerdos entre la UE y Centroamérica, el malestar expreso de la mayoría de los países de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) por la invitación cursada a Lobo, ha terminado por imponerse.
Las primeras reacciones no se han hecho esperar y el portavoz de Asuntos Exteriores del PP, Gustavo de Arístegui, ha tachado de "inaceptable" que países como Venezuela, Ecuador o Brasil hayan vetado la presencia del presidente de Honduras, y ha instado al Ejecutivo a rectificar "urgentemente" su política iberoamericana y a replantearse su relación con presidentes como el venezolano Hugo Chávez.
El mismo Porfirio Lobo confirmó el pasado 28 de abril que asistiría a la cita de Madrid después de que Miguel Ángel Moratinos le llamara por teléfono para decirle que se le esperaba. Después de todo, el presidente hondureño sólo asistirá finalmente a la cumbre UE-Centroamérica, que se celebrará por separado a la reunión UE-ALC, aunque en las mismas fechas.
El pasado miércoles Lobo afirmaba que si "él es un problema, no acudirá a la cumbre", y así ha sucedido. Asegura que ha tomado esta decisión para no perjudicar a España ante la amenaza de países como Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador de boicotear la cumbre, toda vez que no le reconocen como presidente legítimo después del derrocamiento de Manuel Zelaya por un golpe militar el pasado 28 de junio.
Con la duda resuelta, el ministro de Asuntos Exteriores se ha mostrado convencido de que la cumbre UE-América Latina y Caribe prevista en Madrid los próximos 17 y 18 de mayo será un "éxito" y contará con "la práctica" participación de todos los líderes de los 60 países convocados.
Los países sudamericanos que amenazaban con el boicot alegaban que Lobo no es un presidente legítimo, puesto que las elecciones en las que ganó se celebraron sin que se hubiera restaurado el orden constitucional en Honduras tras el derrocamiento de Manuel Zelaya por un golpe militar el pasado 28 de junio.