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Obama gana la votación de su reforma sanitaria por sólo dos votos

El amplio debate que ha abierto la reforma sanitaria que persigue Obama se ha reflejado en su votación en el Congreso: el presidente ha logrado sacarla adelante con tan sólo dos votos de margen. Los republicanos la rechazaron en bloque, así como 39 demócratas.

Pese a la amplia mayoría de los demócratas en esa Cámara, el resultado fue muy ajustado, ya que el proyecto recibió 220 votos a favor, tan sólo dos más que los necesarios. Votaron en contra 176 republicanos -sólo uno lo apoyó-, así como 39 demócratas de orientación moderada.

"El proyecto está aprobado", dijo con una gran sonrisa la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, tras anunciar el resultado, entre los aplausos y los gritos de júbilo de los demócratas. Para Obama, la votación era fundamental tras una semana de resultados adversos para su partido.

La votación tuvo lugar a las 23.00 de la noche, hora local, (05:00 GMT del domingo) tras unas 14 horas de una sesión extraordinaria celebrada el sábado. La pelota pasa ahora al Senado, que tendrá que aprobar su propia versión de la reforma. Posteriormente, ambos textos deberán ser armonizados y las dos cámaras tendrán que pronunciarse sobre ese documento final.

La propuesta, de casi 2.000 páginas, prevé extender la cobertura a 36 millones de estadounidenses que, según datos de la Oficina del Censo, carecían de él.  Los ciudadanos estarían obligados a pagar las mensualidades a aseguradoras privadas o a un plan público, con la ayuda de subsidios, so pena de multas. El plan prohíbe además a las aseguradoras privadas negarse a extender una nueva póliza a personas que sufren alguna enfermedad.

El sistema conlleva un coste de 1,1 billones de dólares durante 10 años, pero los demócratas mantienen que ese gasto será totalmente compensado con una subida de impuestos a las rentas más altas, la reducción de algunas exenciones fiscales para grandes empresas y una tasa sobre los aparatos médicos.

Obama acudió al Capitolio para reunirse con los demócratas, a los que recordó que "una oportunidad como ésta sólo llega quizá una vez en una generación", según declaró posteriormente.  Por su parte, los republicanos reiteraron su oposición al proyecto por su coste y porque supone una ampliación del alcance de la mano pública en la economía.

El legislador Charles Boustany sacó a colación que es cardiólogo para decir con autoridad que el proyecto "supone la toma de control, equivocada e irresponsable, del cuidado médico por parte del gobierno".

Dave Richert, otro de sus colegas, afirmó que "el aspecto más preocupante de este proyecto es que quita la libertad", y John Boehner, el líder de los republicanos, recalcó que obligar a los ciudadanos a pagar por un seguro de salud, so pena de multa, es "inconstitucional". Ahora la batalla entre demócratas y republicanos se traslada al Senado.

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