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Las reuniones privadas de Rajoy, y Arias Cañete gana puntos como ministrable

El despacho de Rajoy en Génova13 se ha convertido en el otro ministerio de Exteriores. Presidentes, embajadores... Arias Cañete, en boca de todos.

Mariano Rajoy aspira a devolver a España a la primera división de la liga internacional. Es uno de sus más firmes compromisos, que solemnizó en la convención nacional celebrada recientemente en Málaga y en la que se presentó como candidato a La Moncloa. Escuchándole, en primera fila, representantes de más de medio mundo; nunca antes en el país un partido había logrado captar así la atención internacional.

En total, cincuenta y cinco delegados acreditados en España, de los cuales veintinueve eran embajadores. Destacaron, por lo obvio, Bruno Delaye (Francia), Ahmed Ould Souilem (Marruecos), Giles Paxman (Reino Unido), Alan Solomont (Estados Unidos), Morteza Saffari Natanzi (Irán) o Alexandre Kuznetsov (Rusia).

La amalgama de enviados fue tal que se visualizó como nunca antes que en el exterior ya se ve a Rajoy como presidente de facto, a la espera de que quede corroborado por las urnas el veinte de noviembre. A todos ellos, el líder populares les prometió concordia, que siempre les escucharía, pero también que su intención es regresar al lado de lo que él llama "aliados naturales": Estados Unidos, la Alianza Atlántica... Traducido: "Aquellos que apuesten por la libertad, por el sistema occidental", resume un asesor del gabinete presidencial.

Pendiente de su agenda internacional, Jorge Moragas, responsable de las Relaciones Internacionales del partido y que, vistas las listas electorales al 20-N, gana mucho
peso interno. De él fue gran parte del éxito del cónclave malagueño, y ya trabaja para que los grandes líderes europeos -como Nicolás Sarkozy o Ángela Merkel- den un espaldarazo público a Rajoy antes de las elecciones generales.

Moragas, en colaboración con el denominado aparato de Génova, viene diseñando un plan de acción made in Spain: conseguir fotos con muchos y variopintos líderes de fuera pero sin dejar suelo patrio. De hecho, el despacho de Rajoy, en la séptima planta de Génova13, se ha convertido desde hace tiempo en el otro ministerio de Exteriores.

Encuentros con el viceprimer ministro británico, Nick Clegg; el ministro de Asuntos Exteriores francés, Alain Juppé; el jefe del Ejecutivo de Panamá, Ricardo Martinelli; el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas; o el de Israel, Shimon Peres.

Capítulo aparte habría que dedicarle a la cita que mantuvo Rajoy, en la embajada de Estados Unidos en Madrid, con Hillary Clinton el pasado verano. El contacto es permanente con Solomont, hombre de Barack Obama en España, y con quien la sintonía "es total", aseguran en el cuartel general de los populares.

La última cita del candidato popular con un líder extranjero se produjo el pasado jueves con Lula da Silva, el ex presidente de Brasil, en uno de los hoteles con más solera de la capital de España y Rajoy le regaló un ejemplar de su biografía: En Confianza. Arguyeron entonces en el PP que hay que entrevistarse con todos pues "un presidente no sólo se ve con sus aliados".

Escasas salidas al exterior

Frente a esa maratón de encuentros en suelo nacional, en el PP admiten que las salidas del candidato son escasas, centrándose a algunos tours por América Latina -las reuniones con sus líderes también son muy habituales en Madrid- y a los encuentros que la familia del PP europeo mantiene periódicamente y a los que Rajoy da máxima importancia.

Fuera de estos dos extremos, destacó por su importancia -el momento era crítico económicamente para el país- el desplazamiento que Rajoy hizo en abril a Berlín para entrevistarse con Merkel. "España no necesita un rescate, damos pasos en la buena dirección", defendió ante la canciller el más presidenciable candidato del PP.

En todas estas reuniones Rajoy se muestra cómodo, sin mirar por el rabillo del ojo quién les vigila. Sin la atenta mirada de los medios de comunicación, de las citas apenas nada trasciende y sirve al candidato para tejer su red de contactos internacionales.

Arias Cañete, ministrable de Exteriores

Pero, a menos de un mes de las elecciones nacionales, igual de importante es saber quién está detrás de esos encuentros, quién se perfila para ser el embajador de España ante el mundo. En el PP tienen claro que la de Exteriores es una de las carteras caramelo, todo el mundo la quiere. Pero hay que estar preparado.

En las últimas semanas, una persona lidera el ranking al más ministrable: Miguel Arias Cañete, íntimo de Rajoy y que ya sabe lo que es estar en un Gobierno -formó parte del de José María Aznar, al frente de Agricultura y Pesca- y lo que es batallar en organismos como los europeos para defender los intereses españoles.

Dos circunstancias le elevan a favorito: que en la cumbre de Málaga, la más importante de cara al 20-N, fuera el encargado de defender la política exterior del PP; y que en la confección de las listas haya sido la sorpresa por su ascenso al situarse como número cinco de la candidatura por Madrid.

Jorge Moragas es el otro nombre que siempre suena, y lo cierto es que suele aparecer en todas y cada una de las fotografías que dan cuenta de un encuentro de Rajoy con un líder extranjero. Como su jefe de gabinete, él controla su agenda internacional con el plus de gran conocedor en temas internacionales; ha llegado a defender en el Congreso de los Diputados la postura del PP, por ejemplo, en relación a la dictadura cubana.

Por su destacadísimo papel en las instituciones europeas, no son pocos quienes citan a Antonio López Isturiz. A su favor, que "todo el mundo le conoce" en Bruselas.

Hasta poco antes de conocerse que era excluido de las listas, Gustavo de Arístegui también tuvo su porción de protagonismo. Experto en la Unión Europea, África u Oriente Medio y miembro en su día de embajadas en Libia o Jordania, las fuentes consultadas le sitúan ahora, precisamente, como representante de España en algún país que controle. "Se va a contar con él", aseguraron recientemente en Génova.

En las quinielas internas del PP suenan otros nombres como Javier Rupérez, quien fuera embajador de España en Estados Unidos con Aznar, y con una estrecha relación con Rajoy. También se llegó a hablar de Esperanza Aguirre, que desde hace años mantiene relación fluida con jefes de Estado y de Gobierno -todo el que visita la capital pasa por su despacho- a la par que su control de idiomas es admirado por buena parte de la clase política.

Sobre el elegido, Rajoy guarda un hermetismo total. "Si tiene candidato, desde luego no se lo ha dicho". Ni lo hará hasta que llegue el momento, así como del resto de miembros de su gabinete. Lo que sí que tiene claro el candidato del PP es que la marca España debe dejar atrás "la sombra" de estos últimos ocho años de gestión socialista.

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