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Arenas y Griñán: pasar a la historia o hacer historia

De lo que ocurra el 25-M dependerá el futuro inmediato de Arenas y Griñán. También de Rajoy y los PGE.

Llegó el día de la verdad. El último bastión del socialismo, el más importante de todos los que ha tenido y ha ido perdiendo, podría acabar sucumbiendo a la ola de cambio político que se inició en las elecciones autonómicas y municipales, continuó con las generales y este domingo tiene su última parada en Andalucía. Si el PP logra los cincuenta y cinco escaños, la cifra mágica que le permite gobernar por mayoría absoluta, acumulará el mayor poder institucional de su historia. Se completará el mapa azul frente a un PSOE que tocará fondo.

Javier Arenas es consciente de que es su momento. De que ya no habrá más oportunidades. Durante meses, años incluso, ha recorrido palmo a palmo la comunidad. Sabe de las dificultades, de la problemática de hacer calar su mensaje en “tantos y tantos pueblos” en los que el PP nunca ha gobernado, a veces ni tan siquiera ha sacado más de un representante. Pero está convencido de la victoria; de que podrá salir al balcón de su sede política para anunciar un nuevo rumbo político.

Andalucía se enfrenta a unos índices de desempleo superiores al 30% y a unas instituciones convertidas en una tela de araña plagada de corruptelas. El caso de los ERE fraudulentos es el más conocido, si bien las tramas de presuntas irregularidades salpican todo el territorio. Arenas ha presentado un decálogo de propuestas centrado en estos dos asuntos, a aplicar nada más acceda al Palacio de San Telmo.

El 25-M también tiene una lectura nacional, que no es baladí. Mariano Rajoy observa los comicios andaluces, y también asturianos, como un referéndum a su plan reformista para sacar a España del túnel de la crisis. Si el PP obtiene mayoría absoluta, el presidente entenderá que los ciudadanos dan un espaldarazo a su línea de acción, que tendrá continuidad con unos Presupuestos Generales que, advierten, serán muy duros.

Si no se cumplen los planes de Rajoy y Arenas, ambos se enfrentarán a una importante encrucijada. El primero, porque tendrá serias dificultades para defender sus medidas, con un PSOE que respirará, y de que forma, oxígeno. El segundo, porque definitivamente tendrá que tirar la toalla en su intento de ser presidente de la Junta. En el PP están convencidos de que ninguno de los dos tendrá que hacer frente a estas tesituras, y Arenas podrá proclamar, ya con la medianoche acercándose, eso de “hemos ganado las elecciones”.

Mucho peor pintan las cosas para el PSOE. José Antonio Griñán pasó la jornada de reflexión siendo consciente de los pocos días de descanso que le quedan por delante si se cumplen los vaticinios de las encuestas que lo desalojarían del poder en Andalucía. De ser ésa la decisión mayoritaria de los seis millones de andaluces que depositarán su voto en las urnas, Griñán se enfrentará a partir del lunes a una lucha intestina por el poder en la federación socialista más numerosa de España en la que no contaría con el apoyo de la cúpula de Ferraz, sino más bien al contrario, dado que Rubalcaba no olvida que fue Griñán quien apoyó a Carmen Chacón en el 38 Congreso y que tuvo que hacer a Griñán presidente del PSOE a la fuerza en aras de conseguir el respaldo a su nueva Ejecutiva.

No es ningún secreto que al secretario general del PSOE no le interesa contar con un díscolo como Griñán en Andalucía, habida cuenta de los frentes abiertos en el resto de federaciones en las que dos candidatos críticos con Ferraz han triunfado en los congresos socialistas del mes de marzo: Tomás Gómez y Pachi Vázquez.

Madrid, Galicia, la previsible derrota del rubalcabista Jorge Alarte en Valencia y Andalucía serían demasiadas comunidades díscolas con la actual cúpula de Rubalcaba en Ferraz que harían cuanto menos complicada su continuidad al frente del PSOE. Por ello, el rumor sobre la posibilidad de forzar el congreso de PSOE andaluz para desalojar a Griñán del poder tras su derrota en las urnas comienza a sonar con fuerza. De ahí el órdago que el viernes lanzó Griñán a Rubalcaba a modo de aviso a navegantes.

En una conversación con periodistas en Córdoba, el líder andaluz puso su vista en el día después en el caso de una derrota y aclaró que su intención está muy lejos de abandonar el poder de la federación socialista más numerosa de España. "No podemos medir las responsabilidades orgánicas con el éxito electoral, porque pocos responsables orgánicos han tenido éxito electoral".

Griñán no pudo poner mejor ejemplo para ilustrar su reflexión: Rubalcaba. "De ser así, el PSOE no tendría hoy Ejecutiva Federal". El candidato del PSOE a la Junta no obvió la difícil situación por la que pasa el PSOE: "Salvo Andalucía, hemos perdido en casi todas las comunidades. Y salvo aquí, que vamos a ganar, ha sido un año muy malo para el PSOE en términos electorales".

La reflexión de Griñán, el día antes de las elecciones pero con la vista puesta en el día después, da buena cuenta de la batalla interna que volverá a vivir el PSOE el 26M. Se entiende así que la jornada de reflexión vaya a ser especialmente necesaria para un candidato socialista que se ha dopado de mítines en los últimos quince días con hasta seis actos diarios con los que ha intentado rebelarse contra las encuestas. El PP, mientras tanto, ya lo tiene todo preparado la fiesta. El veredicto, en tan sólo unas horas.

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