Pobre niña, la compadezco. La pobre criatura ha ido a nacer entre la espada del padre y la pared de la psicologa. Seguro que hasta tiene sindrome de Estocolmo.
Me imagino las alegaciones:
- "Oiga, señoría, mi hija está sufriendo problemas psicológicos muy graves. Incluso diría que puede necesitar internamiento psiquiátrico"
- "¿Y cuáles son esos problemas psicológicos de su hija"?
- "Reniega de su padre, se avergüenza de su nación. Me ha salido... "españolista". Cree que la lucha nacionalista es una estupidez, quiere hablar en castellano y se ha echado un novio cántabro. Dice que si estoy en la cárcel es por defender las cuatro chorradas que nos hemos inventado sobre el país vasco y se niega a besar la ikurriña y a reclamar una euskal-herria bajo nuestro gobierno. Y lo peor de todo: cree que ETA son unos criminales y que debe de acabar la lucha armada. ¿Lo ve, señoría? Necesita un tratamiento psicológico correctivo ya, no sé, un lavado de cerebro o algo así. ¿No está de acuerdo, señoría?"
- Gensanta del amor hermoso, lo que hay que oír en este estrado...