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MARÍA JOSÉ RAMA: "En mi nombre, negociación NO"

"Aquí me veo, soy Maria José Rama viuda del Cabo Juan Carlos Beiro asesinado por la banda terrorista ETA".

Como tantas otras veces desahogando mis penas, mi dolor, mi soledad, mi frustración, mi impotencia… y así podría seguir con un sin fin de adjetivos que nunca llegarán a expresar y describir lo que siento desde que un 24 de septiembre de 2000 le arrebataran la vida a mi marido unos mal nacidos asesinos que lejos de sentirse “españoles” matan a quien se siente patriota, a quien defiende el estado de derecho, a quien cumple sus obligaciones, a quien cree en las leyes y en las normas y, en definitiva, a quien tenga la desgracia y la mala suerte de cruzarse en su camino.
 
Desde aquel fatídico e inolvidable día la vida de toda la familia cambió, se quebraron ilusiones, planes y vías de futuro. Me quedé sola, no de soledad, sino de vacía. Se me había ido lo que más quería, lo que más necesitaba, esa persona que estaba siempre a mi lado. Sin ganas de nada, mis hijos fueron y son los que me dan un poco de aliento, fuerza y coraje para seguir adelante.
 
Esos dos queridos niños de 9 y 5 años que se quedaron sin padre sin motivo, sin explicación, alguna vez han soñado que nos encontrábamos en una cafetería todos juntos de nuevo y nos abrazábamos y besábamos de contentos que nos poníamos... esos niños que me parten el corazón en muchas ocasiones cuando nos acordamos de su padre y con los que tengo que sacar fuerzas de donde no las hay para continuar luchando y peleando. Sí, digo peleando puesto que así lo siento, porque a parte de luchar con los malos con los que asesinan, con los que ayudan, colaboran y apoyan también tenemos que ver como el señor presidente Rodríguez Zapatero vaya de dialogante, hable, escuche y conceda un sinfín de propuestas a alguien que está ilegalizado alguien que dice ser interlocutor, y yo me pregunto: ¿interlocutor de quién?, ¿de los asesinos?
 
Pues bien, en este negociado nos encontramos... pero que no se piense que vamos a acatar el proceso como él nos pide, nuestros sentimientos van más allá. Nuestro corazón y alma no nos lo permiten. Por lo menos que sepa que no estamos de acuerdo, que duelen muy adentro las decisiones que toma. Tengo esperanza y con ella no voy a callar nunca, ni descansaré hasta que los asesinos de mi marido aparezcan y paguen con la cárcel que les caiga. No se merecen nada y para nuestra desgracia, hoy, casi 4 años después de que lo mataran, están sueltos por la calle festejándolo... y eso duele mucho.
 
Mi marido no se merece menos, dio la vida por nosotros y aquí estaremos guardando su memoria, honor, y dignidad, y sin esas 3 cosas no hay justicia que valga. Justicia justa, esa es la que queremos, esa en la que mi marido creía, por la que se movía hasta el final y por la que entregó su vida.
 
Quiero que se entere señor Zapatero que nadie que se encuentre en mi situación lo escogió, a nadie nos preguntaron, ni dialogaron con nosotros. A los que murieron mucho menos. Que sepa y reflexione, si tiene un poco de corazón, el daño que está causando, la impotencia que nos hace sentir y el odio que hace resurgir cada día cuando "pones" la televisión y escuchas lo que dice. Y es que lejos de que esto acabe y se solucione, la injusticia es que se está dando y concediendo aliento a personas que no se merecen nada, que son anti-demócratas y que simplemente están extorsionando hasta que puedan. Como cuando un niño te hace la pataleta para conseguir lo que quiere, hoy se lo das, mañana volverá con la pataleta y vuelves a ceder... ¿y pasado mañana?
 
Yo, lo que estoy pasando no se lo deseo a nadie, ni al peor enemigo, aunque los tuviera. Muchas veces pienso en el vacío de un ser querido, en esa pena tan grande que te invade y te rasga el pecho, en las ganas de tirar la toalla de tanto sufrir por ese ser querido que ya no está. Es tan sólo unos de esos días que llevamos pasados todas las víctimas.
 
Por todo esto, por más que me callo, por seguir con los valores que él me trasmitió, porque no escogí la vida que me ha tocado vivir y porque lucharé hasta la muerte para que se haga justicia para mi marido, para que él y nosotros descansemos en paz y podamos vivir en libertad: en mi nombre negociación NO.
 
Para ti mi amor allí donde estés como cada 12 de julio día de tu cumpleaños, te mandamos muchos besos todos los que sabes que te queremos y que nunca dejaremos de hacerlo y jamás te olvidaremos.

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