Zapatero y Sala i Martín coincidieron en la aciaga cumbre de Davos, cuando además de quedar patente la dificultad del presidente en cumbres internacionales a causa de su desconocimiento del inglés, también quedó clara la desconfianza que despierta España en el extranjero en materia económica.
Según El Mundo, a Zapatero se le ocurrió que su club de fútbol favorito podía ayudar a mejorar la deteriorada imagen de España en el exterior y le pidió al tesorero barcelonista que jugara partidos en países de interés para la política exterior.
"El Barcelona puede ser un gran embajador potencial de España", dijeron fuentes de Moncloa a El Mundo. El Gobierno no da ninguna importancia al hecho de que el presidente del Barça, Joan Laporta, se haya convertido en el portavoz del independentismo catalán.
Al parecer, Sala i Martín no puso objeciones a la petición del presidente. "El Barcelona siempre está dispuesto a apoyar causas justas. Si jugando un partido en determinado país se puede apoyar una acción diplomática para conseguir que se respeten más los derechos humanos en ese territorio, lo podemos hablar".