LD (V. Gago) El tiempo traza ironías venenosas. Que González se jacte de sentirse libre "desde hace mucho tiempo" suena a afrenta contra los subalternos de su Gobierno que pagaron en la cárcel por la corrupción rampante y los escuadrones de la muerte del GAL.
En Málaga, el ex presidente, hoy rehabilitado institucionalmente como líder del Comité de Sabios de la Unión Europea, ha repetido sus conocidos insultos a periodistas que le criticaron en su día y denunciaron la corrupción de sus gobiernos.
González ha presumido de una libertad incondicional para decir que "Pedro Jeta me parece poco moral" y que "Jiménez Losdemonios me parece que no reconcilia a los españoles".
El presidente de los sabios de la UE no ha explicado en qué consiste la falta de moralidad del director de El Mundo ni por qué los españoles necesitan en 2008 reconciliarse.
Presumir de libertad "desde hace mucho tiempo", como hizo González este miércoles en Málaga, sugiere una amarga ironía sobre el recuerdo de uno de los escándalos no resueltos de la etapa constitucional: ¿Quién ordenó practicar el terrorismo de Estado en la España democrática, entre 1985 y 1987?
Altos cargos del Gobierno socialista no pueden jactarse, como su antiguo jefe, de sentirse libres "desde hace mucho tiempo". Por Soto del Real y otras prisiones españolas han pasado José Barrionuevo, Rafael Vera, Miguel Planchuelo, Ricardo García Damborenea, Julián Sancristóbal, Luis Roldán, Aida Álvarez y José María Sala, ente otros dirigentes y cargos de confianza de Felipe González que no pueden decir con el mismo orgullo que disfrutan de una "antigua libertad" para decir lo que quieran, como la de su viejo jefe de filas.
A algunos de estos políticos condenados por corrupción o por pertenencia a banda armada, según el rango que tuviesen en el escalafón de su Gobierno, Felipe González acompañó a la puerta de la cárcel, les dio un abrazo, se sacaron algunas fotos juntos y volvió sobre sus pasos a disfrutar de la preciosa libertad.