(Libertad Digital) En la actualidad, según publica ABC, de las 126 embajadas y representaciones permanentes que España tiene en todo el mundo, 116 están ocupadas por hombres y únicamente nueve por mujeres, en Bélgica, Malta, Etiopía, Namibia, Malí, República Dominicana, Vietnam y en la UNESCO. Ninguna de ellas ocupa una embajada de las consideradas de primer nivel, aunque hace muy pocas fechas, Cristina Barrios abandonó la jefatura de la embajada en Méjico para pasar a ser embajadora en misión especial para el cambio climático.
Alguna fuentes señalan, según ABC, que De la Vega está dispuesta a obstaculizar nuevos nombramientos de diplomáticos para hacerse cargo de las embajadas si no se decide aumentar el nombramiento de diplomáticas, de forma, por ejemplo, que por cada hombre sean nombradas dos mujeres. De ser así, podría producirse un buen número de relevos, que afectarían a algunos embajadores nombrados hace tres o cuatro años. Además está previsto que se creen de aquí a final de legislatura un importante número de nuevas embajadas.
Dificultades de la paridad
Una de las principales dificultades es que el número de mujeres en la carrera diplomática es muy inferior al de hombres. De los 881 diplomáticos con que cuenta España, sólo 153 son mujeres y, lógicamente, una gran proporción de las diplomáticas tiene aún una experiencia que no es objetivamente suficiente para ponerse al frente de una embajada.
A esto, también se añade el hecho de que muchas mujeres declinan el ofrecimiento, por motivos personales, derivados muchas veces de la atención a la familia, especialmente si se trata de desplazarse a países de África o Asia. Y precisamente, algunas de las embajadas de nueva creación están situadas en esos continentes.
Una opción que le quedaría al Ejecutivo, según apunta ABC, sería nombrar a mujeres que no sean diplomáticas, como ha hecho con la ex ministra de Educación María Jesús Sansegundo, representante permanente de España ante la UNESCO. Pero conviene recordar que este Gobierno es el que más recurrido a embajadores "políticos" con el consiguiente malestar existente en la Carrera Diplomática.
La presión de Fernández de la Vega se extiende también a los nombramientos de altos cargos en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Por su parte, el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, aunque comparte la idea de la paridad, es consciente de las dificultades existentes en el ámbito de la diplomacia y, posiblemente, se daría por satisfecho con que el actual número de jefas de misión se hubiera duplicado dentro de un año.