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Chesterton entrevista a Alberto Recarte: “El mercado exterior mira a España con desconfianza”

Por cortesía de la revista Chesterton, publicamos a continuación la entrevista realizada al presidente de Libertad Digital, Alberto Recarte. En ella, Recarte incide en que "el mercado exterior mira a España con desconfianza" e incide en el renacimiento de las ideas liberal-conservadoras frente a la deriva extremista del Gobierno de Rodríguez Zapatero

Por cortesía de la revista Chesterton, publicamos a continuación la entrevista realizada al presidente de Libertad Digital, Alberto Recarte. En ella, Recarte incide en que "el mercado exterior mira a España con desconfianza" e incide en el renacimiento de las ideas liberal-conservadoras frente a la deriva extremista del Gobierno de Rodríguez Zapatero
Por Alejandra Ruiz-Hermosilla
 
Preside Libertad Digital, es consejero de Caja Madrid, vicepresidente de Centunión y de la Fundación Hispano-Cubana, y uno de los mejores analistas económicos 
 
“El mercado exterior mira a España con desconfianza”
 
Licenciado en Derecho y Económicas por la Universidad Complutense, es Técnico Comercial y Economista del Estado. Su primer destino, en 1974, fue como consejero comercial de la Embajada de España en La Habana, puesto que dejó en 1978 para convertirse en director general de Organización del Gabinete del Presidente del Gobierno, que entonces era Adolfo Suárez. Desde 1982 ocupa la vicepresidencia ejecutiva de Centunión, una de la más importantes empresas españolas de ingeniería.  Actualmente es además consejero de Caja Madrid, miembro del Consejo Rector del Instituto de Empresa, patrono de FAES y vicepresidente de la Fundación Hispano-Cubana. Sin embargo, Alberto Recarte García-Andrade (Madrid, 1947) es más conocido por haber fundado y presidir Libertad Digital y por ser uno de los más brillantes analistas económicos de la Prensa española. No suele conceder entrevistas, pero ha hecho una excepción con Chesterton.
 
¿Cómo está nuestra economía?
Estamos al final de un ciclo de crecimiento extraordinario que empezó en 1993-94 y que ha sido, por tanto, enormemente largo. El final de este ciclo en España va a ser brusco por dos razones: porque la acumulación de deudas por parte de familias y empresas es enorme y porque, simultáneamente, los tipos de interés están subiendo en todo el mundo. La suma de estos dos fenómenos va a precipitar una caída de precios en la vivienda, una inseguridad patrimonial en las familias y en las empresas respecto al valor de lo que tienen, y un ajuste no sólo en la inversión sino en el consumo.
 
¿Cada vez hay más españoles con dificultades para llegar a fin de mes?
Es una realidad, pero también que esos españoles son más propietarios de lo que lo han sido nunca. La diferencia con otras crisis es que antes no eras dueño de una o de dos viviendas que en parte estaban pagadas más o menos. Lo nuevo es el volumen de endeudamiento y la cantidad de dinero que hay que dedicar a pagar la cuota hipotecaria, que en parte es puro interés y en parte una inversión. Los españoles llegan mal a final de mes no porque su situación sea peor, sino porque han decidido invertir una barbaridad en vivienda.  A esa decisión personal se le suma la sensación de malestar que genera el hecho de que el precio de lo que has comprado ha bajado o crees que va a bajar.
 
¿Está la clave de nuestra economía en la construcción de vivienda?
Sí, para determinar el final de ciclo, por supuesto. Nosotros dedicamos en torno al 9 por ciento del PIB a la construcción de vivienda, lo que es una cantidad enorme, desproporcionada, que dobla a la de cualquier país europeo desarrollado y que sólo se explica por el crecimiento de la población. La recuperación de la demanda de vivienda comenzó en 1996 y el sector no estuvo trabajando a plena capacidad hasta 2001 por lo que, en ese periodo, se acumuló una enorme demanda que es lo que explica la subida de precios. El sector no era capaz de entregar lo que se le pedía, no podía construir más que 300.000 viviendas.  Ahora, estamos en la situación contraria por lo que va a producirse la bajada de precios. Esto sólo se cura dejando de construir, y una caída de la actividad de la construcción de vivienda, que tiene que ser de un 25-30 por ciento, significa un parón de la economía. Frente a este parón, hay compensaciones: mayor gasto y consumo público, más transferencias a los consumidores, mantenimiento de la inversión pública y un sector exterior que es posible que en vez de restar, sume.
 
¿Y esas compensaciones no van a evitar el brusco fin de ciclo?
No. Es inevitable. Al final del ciclo propiciado por los excesos de inversión en el sector de la construcción se añade ahora una situación de incertidumbre sobre si España va a ser capaz de conseguir financiación para mantener un nivel de actividad normal reducido. En este momento yo diría que va a ser muy difícil porque el mercado exterior mira a España con desconfianza. Si esta situación dura en el mercado internacional dos o tres meses, la economía española se para bruscamente y entra en recesión. Encima, ahora que nuestra economía se cae, el euro se revaloriza porque a nuestros socios europeos les va mejor.
 
¿Podemos seguir recibiendo inmigración al ritmo actual?
Aquí ha llegado el inmigrante que ha querido. España es un país sin fronteras; la Policía no funciona, la Justicia no funciona… Han venido porque había trabajo y en el momento en el que deje de haber trabajo llegarán menos inmigrantes y es posible que alguno de los que están aquí se vaya.
 
¿La inmigración se regula en función del mercado laboral?
En gran parte sí, aunque no todas las nacionalidades. Nosotros tenemos la peculiaridad de tener muchísimo inmigrante sudamericano que viene atraído por el trabajo, pero también expulsado de su país por la pobreza, la violencia y la inseguridad jurídica. Esos inmigrantes no volverán a sus países. Lo que se va a producir es una ralentización del flujo de inmigrantes que llega de América y un parón de la inmigración de Europa del Este.
 
¿Serán decisivas las cuestiones económicas en las elecciones de 2008?
El Gobierno de Rodríguez Zapatero ha despreciado la economía durante tres años pensando que era un tema sin ninguna influencia electoral. Este Ejecutivo se ha centrado en los temas de destrucción de la Constitución y de apoyo a los nacionalistas pensando que el bloque nacionalista y de izquierdas era mayoría en España y que eso le permitiría ganar indefinidamente las elecciones porque ese era el bloque de la Guerra Civil y esta vez la iban a ganar a través de las urnas. Es muy llamativo que, cuando todo esto le falló, Zapatero empezó a hablar de economía y ha dejado de hablar de ella hace un mes. Creo que la economía va influir en las elecciones, pero no sé si como factor decisivo.
 
¿Se puede aplicar la receta económica de Madrid a otras autonomías?
Madrid no tiene ninguna receta, esa es una falsedad autonómica. Nos hemos creído que de verdad aquí hay 17 autonomías que funcionan autónomamente y que, en función de la política económica que haga cada autonomía, su economía será mejor que la de las otras. Eso es radicalmente falso. Madrid va bien porque España va bien y viceversa. No hay comunidades que vayan bien porque estén bien gobernadas y otras que vayan mal porque estén mal gobernadas; seguimos siendo una unidad de mercado y una unidad política.
 
¿Está amenazada esa unidad política y de mercado que es el Estado español?
Lo creo firmemente y la prueba es que el Tribunal Constitucional (TC) ha dejado de funcionar. La piedra que cierra el arco de la Constitución española es el TC y cualquiera puede ver que ha dejado de tomar decisiones en todos los temas importantes y que está paralizado. Si el PSOE gana las próximas elecciones en combinación con los nacionalismos radicales, las posibilidades no sólo de que la Constitución deje de funcionar en la práctica, sino de que veamos rupturas políticas dentro de España son grandes y traerán unos efectos económicos devastadores. La gran sorpresa es que el PSOE de Rodríguez Zapatero ha buscado el pacto con los nacionalistas porque lo necesitaba para gobernar, pero no con los de CiU y PNV, que teóricamente son más moderados, sino con ERC y Batasuna. Es un Gobierno extremista que ahora disimula envuelto en la bandera nacional, pero que si gana las elecciones volverá a negociar con Batasuna tanto si está dentro de la cárcel como si está fuera.
 
¿Es esta amenaza consecuencia directa de la gestión de este Gobierno?
Absolutamente. Había un germen en los defectos de la Constitución de 1978, que tiene un título octavo horroroso, que es responsabilidad del PSOE porque lo impuso y que convierte a España en un Estado federal o confederal en función de las decisiones políticas que tomen los sucesivos gobiernos. El título octavo abre la posibilidad de que España deje de existir como unidad política y de ello tiene una enorme responsabilidad el PSOE de Felipe González. Estamos pagando el que en 1978 el PSOE no quisiera un Estado central fuerte y tuviera una concepción federal y de apoyo a los nacionalistas.  Así, en cuanto ha llegado al poder un insensato sin formación histórica, sin conciencia de lo que es España, que busca la confrontación y que los españoles vivamos como en la Guerra Civil ha utilizado esa posibilidad.
 
¿Sería reversible si el PSOE no ganara las próximas elecciones generales?
Es imprescindible una reforma constitucional. La única vía sería un cambio en el PSOE y un acuerdo entre el PP y el PSOE para modificar la Constitución de forma que España fuera definitivamente un Estado federal con competencias definidas y fuertes tanto en el Estado central como en las autonomías. También es imprescindible una modificación de la ley electoral que dé a los nacionalistas el peso que de verdad tienen en el conjunto de la población. Así se acabaría con la situación actual en la que grupos políticos nacionalistas y socialistas se han convertido en auténticas mafias que están explotando a la población y tomando decisiones sobre asuntos que no interesan a la gente. En cambio, con un Estado federal bien definido sería posible, si así se recogiera en la Constitución, que el Estado federal del País Vasco o de Cataluña celebrara un referéndum legal sobre si quieren o no pertenecer a esa monarquía federal española, como se hace en Canadá.
 
¿Le sobra mito a la Transición?
No. Fue un ejemplo extraordinario que no está suficientemente valorado. La parte más evolucionada del franquismo y los comunistas, con el empuje del Rey, pactaron el cambio que transformó España de una dictadura a una democracia y eso lo tuvo que aceptar incluso el PSOE, que apoyaba la ruptura y no la transición. El ejemplo español se utiliza en toda Europa del Este y en toda Sudamérica para pasar de Estados totalitarios a Estados democráticos. 
 
¿Hay un pálpito republicano en la derecha española?
No. Las experiencias republicanas en España han sido horrorosas. Los peores gobiernos, los que más dolor y tragedia han causado, han sido los republicanos. Por eso no creo que la derecha reivindique la república, sino que exige un buen funcionamiento del sistema parlamentario monárquico que tenemos. En España, hace muchos años que dejaron de existir los monárquicos; lo que los españoles apoyan, más los de derechas que los de izquierdas, es una monarquía parlamentaria. Sólo de pensar en algunos presidentes de la república que podríamos llegar a tener se me ponen los pelos de punta: no me puedo imaginar lo que sería de España si además de tener de presidente del Gobierno a Rodríguez Zapatero tuviéramos a Felipe González de presidente de la república. Sería para salir corriendo y refugiarse en Portugal.
 
¿Se trata de una manipulación de la izquierda divulgada por un periódico nada sospechoso de ser de izquierdas?
Por supuesto. El director de ABC tiene su rencilla personal con Jiménez Losantos y cada vez que ve un riesgo supuesto atiza la polémica para mantenerse en el puesto. Creo que es un conflicto inventado; una polémica totalmente artificial. No creo que exista ese sentimiento republicano en la derecha. La quema de fotografías del Rey ha coincidido con una serie de artículos y declaraciones críticos con el monarca.
 
La trayectoria de Federico Jiménez Losantos en cuanto a su opinión sobre el funcionamiento de la Monarquía o la Constitución no ha cambiado un ápice en los últimos diez o quince años; él es el primer defensor del modelo constitucional que tenemos. Lo que es nuevo es el ataque de los radicales de izquierda a la figura del Rey, y lo atacan porque es una figura constitucional y ellos quieren acabar con la Constitución; no buscan una reforma ni un mejor funcionamiento de las instituciones sino la ruptura de la institución. En esto coinciden con el objetivo de Rodríguez Zapatero de romper la Carta Magna.
 
¿Qué le parece la actual movilización de la derecha tanto en las calles como en los foros de pensamiento?
Por una parte, están la Asociación de Víctimas de Terrorismo o el Foro de Ermua, que han conseguido con el apoyo de algunos medios de comunicación –básicamente la COPE– movilizar a la población española que se siente de derechas contra determinadas políticas. Y lo han hecho ante la pasividad o el temor del PP a llevar a la calle la protesta por considerar que eso podría ser populismo o podría dar lugar a la radicalización de los españoles que les votan. Espero que los políticos del PP hayan aprendido la lección: tienen unos electores que saben lo que quieren. Por otra parte, hay fenómenos como Libertad Digital o el GEES, que defienden abiertamente ideas liberal-conservadoras y que son algo muy nuevo en la sociedad española. La dictadura franquista había hecho que el ser de derechas, de centro-derecha, liberal o conservador fuera visto como algo enormemente negativo. El temor a esta percepción se ha perdido y grupos como Libertad Digital o el GEES dan salida a las opiniones y razonamientos de muchísimos españoles que piensan de una forma diferente y que no tenían cauces de expresión. Somos una posibilidad para quienes quieren saber lo que implica el pensamiento liberal y el conservado. No tenemos intereses políticos, apoyamos las políticas del PP igual que las criticamos, defendemos posiciones políticas en lo que respecta a defensa de la Constitución, unidad de España y funcionamiento de Estado de Derecho; somos un grupo crítico que, en ocasiones, molesta más a los dirigentes del PP que a cualquier otro grupo.
 
¿Le parece importante que la Iglesia católica forme parte o apoye a ese movimiento cívico de la derecha?
Es una decisión de los órganos de dirección de la Iglesia. Si no hacen manifestaciones públicas en más ocasiones será porque no están convencidos o porque están divididos. En la actual jerarquía española no son conscientes de hasta qué punto la Transición fue posible gracias a ellos porque la maduración del franquismo en un movimiento dispuesto a aceptar la democracia tiene todo que ver con la transformación de la Iglesia católica después del Concilio Vaticano II y con su decisión de apoyar la democracia y el Estado de derecho al tiempo que se oponía al franquismo como dictadura y régimen autoritario.
 
¿Cómo se saca adelante un proyecto como Libertad Digital?
Hoy hay muchas personas en España dispuestas a colaborar económicamente en un proyecto como Libertad Digital, que está estructurado como una sociedad anónima, lo que nos obliga a ser enormemente serios en el manejo de los fondos. La sorpresa para muchos es la enorme cantidad de españoles que está dispuesta a apoyar con su dinero este tipo de aventuras. El ofrecer cauces y opiniones ideológicos tan claros como los nuestros utilizando la emisión de acciones y saliendo al mercado con el mensaje claro de lo que somos y de que podemos perderlo todo es nuevo y no sé si se ha hecho en algún otro país.
 
Si se ofrecieran más experimentos de este tipo tanto a españoles como a extranjeros, habría mucha más gente dispuesta a apoyar de lo que se sospecha. No sé por qué no se hace. Por ejemplo, para mí es incomprensible que la COPE, que podría tener un millón de accionistas, no haga una emisión de acciones en la que la Conferencia Episcopal mantuviera la mayoría absoluta, pero un 40 por ciento estuviera en el mercado y cotizara como cualquier otra sociedad. Estoy convencido de que se convertiría en uno de los medios de comunicación más fuertes de España y con mayores fondos propios. La sociedad anónima es la forma más clara de defender unas determinadas ideas y lo único que exige es transparencia. Nosotros nos planteamos esta fórmula al día siguiente de que el PP perdiera las elecciones y a la vista del planteamiento del PSOE de Rodríguez Zapatero. Llegamos a la conclusión de que, si queríamos sobrevivir, necesitábamos no préstamos bancarios, sino capital propio y que el único camino era acudir a los que pensábamos que estaban dispuesto a ayudarnos y ofrecerles esa posibilidad.
 
Define la línea editorial de Libertad Digital como liberal-conservadora. Lo de liberal es obvio, pero ¿qué tiene de conservadora?
Muchas de las personas que escriben en Libertad Digital tienen en parte ideas liberales y en parte conservadoras. Yo, que soy liberal, a veces me sorprendo a mí mismo con ideas que pueden ser conservadoras. Creo que es un reflejo de lo que ha pasado en los EE UU donde, desde Reagan a Bush, se ha gobernado con una combinación de pensamiento liberal y pensamiento conservador, con cesiones de unos y de otros. Un liberal puro no puede tener más de un cinco por ciento de apoyo de la población porque el liberal puro es un ataque a todo tipo de privilegio y de posición heredada sin discriminación, es la crítica al poder porque todo poder corrompe y obliga a tomar posiciones políticas que son enormemente impopulares siempre. No se puede gobernar desde la impopularidad permanente porque en nuestra sociedad hay amortiguadores, que en gran parte dependen hoy del gasto público, a los que no se puede renunciar sin más.
 
En la medida en la que los liberales aceptamos esos amortiguadores, nos convertimos en conservadores. En el momento en el que un liberal acepta que es imprescindible una seguridad social, un sistema de pensiones que en parte tiene que ser público, unos seguros de paro y unas intervenciones públicas en temas como la sanidad, se convierte en conservador. Por eso creo que no es absurdo hablar de un movimiento liberal-conservador; yo soy liberal-conservador con el deseo de ser cada vez más liberal y menos conservador.
 
¿Representa el PP está línea de pensamiento?
No entiendo de política de partido y no soy miembro del Partido Popular, pero el PP ha demostrado que tiene claro que España debe ser un Estado de derecho, que es importante la defensa de la Constitución y de las libertades… sin embargo, cuando nos vamos adentrando en la política económica empiezo a tener dudas.
 
Cuando me encuentro con que a una política disparatada del PSOE en vivienda se responde con otra propuesta del PP aún más disparatada que dice “yo más”, o que a una política de cheque-bebé se contesta también “yo más”, o que se plantea una política de congelación de tarifas eléctricas tengo grandes dudas de que es lo que representa el PP.  En este ámbito, hay personas en el partido que parecen populistas y, sin embargo, sus propuestas fiscales son liberal-conservadoras porque son conscientes de que hay que rebajar la presión fiscal y de que el dinero está mejor en manos de las personas y de las familias que del Estado. Creo que en el PP son liberal-conservadores en los ingresos y populistas en el gasto.
 
¿Qué va a pasar en Cuba a la muerte de Fidel Castro?
Raúl Castro se hará con el poder, que ya lo tiene de hecho, y habrá reformas en la línea china y vietnamita. De esas reformas económicas se desprenderá necesariamente una mayor libertad. La libertad política es otro tema y corresponderá a otro régimen. Yo espero que los cubanos, después de adaptarse y de beneficiarse de las reformas económicas, tengan la suficiente fuerza como para echarlos a todos y hacer de Cuba un Estado de derecho.

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