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HORAS DE WII E INTRIGAS PALACIEGAS por J. Arias Borque

L D (J. Arias Borque) Sin rivales que pudiesen hacer frente este sábado a Mariano Rajoy como candidatos a la presidencia del PP, la gran incógnita del día era conocer los nombres de los elegidos para integrar el Comité Ejecutivo Nacional, los dirigentes que junto a Cospedal, Arenas, Pons y Mato pasaban a constituir el núcleo duro de la organización.
 
Fue día de dimes y diretes, de rumores confirmados, chismes más o menos duraderos y bulos que se diluían en su propia inconsistencia. Cada susurro de un dirigente a otro parecía albergar la clave de los nuevos compañeros de equipo de Mariano Rajoy. Y saber quién iba a comer con quién resultaba más interesante que saber qué iba a comer uno mismo.
 
Gran furor causó el rumor de que Rajoy, Aznar y Mato se fueron a comer juntos para consensuar algunos nombres del Comité Ejecutivo. Puede que sí, pero también puede que no. También volvió a planear la sombra del ofrecimiento de cargo directivo a María del Mar Blanco, la hermana del edil de Ermua asesinado por ETA, ausente en el Congreso, y de quien ya se dijo que podía ser la número dos por Madrid en las elecciones generales.
 
Lo que sí es cierto es que Rudi y Pizarro comieron juntos, y que éste último ya no tiene ese gran despacho en Génova en el que posó ante los medios de comunicación cuando era la estrella electoral popular ante el 9-M, así se lo hizo saber a un militante del partido: “No, no, mándamelo al Congreso, a Génova no”.
 
Entre tanta intriga, el último sangrado del Partido Popular, el adiós de Astarloa, un hombre que ha hecho su vida política al lado de Ángel Acebes y que se marcha tras él.
 
Ajenos a las intrigas palaciegas de sus mayores, muchos de los jóvenes de Nuevas Generaciones presentes en la Feria de Valencia pasaban el tiempo esquiando por la nieve en polvo que un ingeniero ha desarrollado desde alguna esquina de Japón para la consola de moda. Sin duda, el stand para jugar a la WII fue uno de los más buscados, junto a los carritos que ofertaban horchata, y algún previsor organizador del evento supo colocarlo estratégicamente en el centro del recinto.
 
A su lado, el stand de FAES, el think thank popular, parecía atraer a un número bastante más reducido de compromisarios populares, aunque para esto puede haber una excusa, probablemente muchos de ellos recibirán trimestralmente en sus domicilios las publicaciones del centro de estudios. Tampoco triunfó el chill out, por la falta de música, las tres veces que entró quien esto escribe no había melodía que escuchar, y porque sólo había siete u ocho taburetes en los que sentarse, al resto, le tocaba estar de pié.

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