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Carlos Semprún Maura

Jospin, una hora en balde

Anunciada a bombo y platillo, como siempre, pero algo más, que siempre, teniendo en cuenta la actual temporada electoral, la entrevista por televisión del primer ministro Jospin, ha defraudado. No a mí, que nada esperaba, sino a los suyos. Hay que precisar que los periodistas franceses, y estos fueron fieles a la tradición, cuando entrevistan a jefes de estado o gobierno, a poderosos, vaya, no se comportan como periodistas, sino como maîtres de un hotel de mil estrellas. ¿Un poco más de champán, monsieur le Premier Ministre? ¿Asado de gamo o estofado, monsieur? De postre ¿almudenas grandes o congelados de batiburrillo?

Las preguntas, decididas de antemano, eran servidas como platos decorados con musgo (“¿Y usted se cree que no comemos musgo en casa?”). El paro aumenta de nuevo, ningún gobierno ha hecho más a favor del empleo que el mío, los policías y los gendarmes, que no tienen derecho legal a manifestarse, lo hacen masivamente por las calles y hasta en su feudo electoral, con el bonito e ingenuo nombre de Cintegabelle, no pasa nada, ningún Gobierno, ha hecho tanto por la seguridad, como el mío; la Justicia parece en crisis, en dos ocasiones recientes, los jueces han liberado, uno, a un aguerrido criminal, quién apenas libre, asesinó a seis personas, entre las cuales dos policías, y otro, un traficante de droga, conocido de los servicios, que no son los aseos, aunque a veces... presentado al juez a las siete de la tarde, éste dijo, que vuelva mañana, yo tengo que ir a casa, para dar el biberón a mi mamá (a menos que sea al revés, con Freud, nunca se sabe), y claro, el traficante desapareció, será delincuente, no es imbécil; no pasa nada, todo bajo control, ningún gobierno ha hecho tanto para la Justicia, como el mío, además esos jueces son de derechas... Algunas críticas a Chirac, el enemigo tan emboscado, como evidente; algunas críticas a Chevenement, el amigo de siempre, pero con una visión arcaica de la Republica, y párate de contar. Lo que todo el mundo esperaba, bueno el mundillo político y mediático, o sea que se declare, al fin, abiertamente candidato a la Presidencia de la República, se quedó con su hambre, como se dice en francés, sólo admitió que era “probable”.

Añadió algo curioso, que algunos sociatas consideraron muy sutil, probablemente sugerido por su esposa, que es filósofa, y que resultó perfectamente grotesco. Con una sonrisa ambigua (y profunda) declaró que el deseo debe de ser algo compartido. Traducido en la jerga Café Gijón: yo me muero de ganas, pero Francia (o en todo caso su riñón PS), tiene que ofrecerme su bello cuerpo. No estoy seguro de que esa hipocresía le sea electoralmente rentable, porque hacer abiertamente campaña publicitaria sobre los beneficios de su empresa, mintiendo como siempre, jugar al sí de las niñas con su candidatura, cuando todo el mundo conoce los preparativos técnicos y su estado mayor de campaña, está hartando a la gente.

Mientras tanto, Francia va cada vez peor, lo que es muy relativo, porque es un país con muchos recursos, y aunque los políticos lo nieguen, aferrados a sus privilegios, su sociedad civil es capaz de resistir violentos vandavales, pero el país se parece a un barco sin capitán, tiene dos, pero ninguno gobierna, y Jospin, ni candidato del todo, ni Primer Ministro de verdad, está en un limbo, esperando que Harry Potter se lo solucione todo. El pobre es tan gafe, que ni siquiera se ha enterado de que el niño brujo es británico y además liberal.

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