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Carlos Semprún Maura

Todo bajo control

Si lo hubiera planeado el propio Chirac, alguno de sus más íntimos colaboradores o todos juntos, no hubiera podido salir mejor. En realidad, les ha salido tan requetebién que el azar ha desempañado un papel importante. El azar y Le Pen.

Recordemos los hechos: 21 de abril, primera vuelta de las presidenciales, Le Pen llega segundo, envía a Jospin a freír espárragos, y crea en todo el país una gran indignación antifascista, con aspectos ridículos, cuando no intolerantes. ¿Iba a beneficiarse la izquierda de esta movilización ciudadana? Pues no, eso permite la reelección de Chirac a la presidencia con el 82 % de los votos. Ni siquiera De Gaulle obtuvo tan buenos resultados.

El PS intentó chulear a Chirac diciéndole: “Te hemos elegido nosotros, por lo tanto nos debes respeto y obediencia”. Pero ni ellos mismo, se lo creían, y los potentes medios informativos mayoritariamente de izquierda, desde 1981, parecían plañideras sicilianas, llorando al cadáver antes de que hubiera muerto, llegando incluso a hacer campaña contra la cohabitación, o sea, lógicamente, a favor de su propia derrota, lo cual explica, en parte, la fuerte abstención ¿para qué votas si les jeux sont faits? O sea, ninguna sorpresa: Chirac ha obtenido la mayoría absoluta en el Parlamento. Victoria rotunda, operación tan perfecta que yo, repito, no me puedo creer que todo lo hayan previsto de antemano, aunque hay que reconocer que Chirac y su equipo han maniobrado muy bien: 399 diputados de derecha, 178 de izquierda son las cifras que da el vespertino Le Monde.

La UDF de F. Bayrou mantiene su grupo parlamentario y, a la izquierda, los Verdes tienen 3 diputados y el PCF 21. Algunos se preguntarán cómo es posible que el Front National habiendo obtenido muchos más votos no tenga el menor escaño, mientras que le PC sí, aunque haya perdido 15, entre los cuales nada menos que el de su presidente, Robert Hue. Pero ésta es la dura ley del escrutinio mayoritario, y en este caso, si todos se han unido contra el FN, el PS ha salvado al PC del naufragio total. No es que 21 diputados sobre 577 con que cuenta la Asamblea, puedan hacer mucho más que 17 o 19, salvo crear un grupo parlamentario (mínimo 20) y así poder recibir adecuadas subvenciones, el único objetivo de “transformación social” de los comunistas.

El Polo Republicano de Jean-Pierre Chevenemt, se ha derretido totalmente, no ha obtenido el menor escaño, ni siquiera el del heredero espiritual de Buonaparte, De Gaulle y Che Guevara, diputado por Belfort desde hace decenios, pero diputado socialista, que ha perdido su escaño. Como ha perdido un centenar de escaños, el PS, claro, ha presenciado la derrota de muchos de sus líderes. La más comentada, y con bastante sorna, la de Martine Aubry. La “madre” de las 35 horas, tendrá que inscribirse en el paro, derrotada en Lille, además, por un joven desconocido de 32 años. Por televisión la ví llorar, pero no de pena, de rabia.

Apenas ha triunfado Chirac y ya la izquierda, antes incluso de hacer el menor análisis crítico de sus errores, le acusa de poder personal, de dictador, exactamente de la misma que lo hizo Mitterand con de Gaulle hace unos 40 años. Resulta que la Constitución de la V República está prevista así: Presidente, gobierno y mayoría parlamentaria, forman el bloque que gobierna, y así funcionó con de Gaulle, Pompidou, Giscard y Mitterand, pese a que éste hubiera denunciado “el golpe de estado permanente”. Y ¿alguien se cree que Jospin de no haber sido aniquilado por los espárragos, hubiera cambiado algo? Cuando pierden, la culpa la tiene la Constitución, cuando ganan, la constitución es magnífica. Demagogia barata: la victoria de Chirac y de su partido de la mayoría presidencial es perfectamente constitucional. Que resulte algo más, está por ver.

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