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Cristina Losada

Orgullosos de hacer trampa

La disyuntiva que plantea Podemos a sus bases es falsa. Podemos no tiene dos opciones, sólo una: aceptar o rechazar un gobierno basado en el acuerdo PSOE-C's.

La disyuntiva que plantea Podemos a sus bases es falsa. Podemos no tiene dos opciones, sólo una: aceptar o rechazar un gobierno basado en el acuerdo PSOE-C's.
Flickr/Podemos/Dani Gago

Como el replicante de Blade Runner, hemos visto cosas que no creeríamos. Cosas mucho más prosaicas, cierto, que las naves en llamas más allá de Orión y los rayos C brillando en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Cosas que están mucho más a ras de tierra, que no tienen épica ni misterio algunos, pero que aun así son tan increíbles como el empate en la asamblea de la CUP cuando había que decidir si apoyar o no la investidura de Artur Mas, o como la "consulta a las bases" que estos días va a hacer el partido Podemos para… bueno, esa es una buena pregunta: ¿para qué?

A tenor de la carta que la dirección del partido ha enviado a los que deben votar, el primer objetivo de la consulta es sentirse muy orgullosos de hacer la consulta. Así dice el texto:

Es inédito que un partido político pregunte a sus bases y a sus simpatizantes acerca de una propuesta que le han hecho otros partidos, pero en Podemos nos sentimos orgullosos de liderar y promover la democracia directa y la participación de la gente.

Precisemos que la "participación de la gente" estará limitada al censo dado de alta hasta principios de abril. Esto es para evitar afiliaciones de última hora como las que tuvo el partido socialdemócrata alemán cuando sometió a referéndum el acuerdo con la CDU de Merkel. El SPD sabía que se afiliaba gente sólo para votar en contra, pero lo permitió. Podemos no se lo puede permitir.

Lo de inédito es insólito. Pobre CUP, su buen rollo asambleario, con aquel empate tan raro que provocó un debate entre matemáticos, ya está olvidado. Y fue antes de ayer, como si dijéramos: en enero de este año. Luego, a finales de febrero, vino la consulta del PSOE a sus bases. Un 51,6 por ciento de participación (unos 95.000 militantes) y un 79 por ciento de apoyo. Bien es verdad que la pregunta no mencionaba el acuerdo con Ciudadanos, sino que hablaba de acuerdos propuestos y alcanzados con "distintas fuerzas políticas": una ambigüedad nada modélica. Pero la consulta se hizo poco después de que Pedro Sánchez y Albert Rivera rubricaran su acuerdo de gobierno, por lo que el votante debía de saber que eso era lo que tenía que respaldar o rechazar.

La pregunta deliberadamente ambigua que el PSOE hizo a sus bases es un dechado de honestidad intelectual al lado de la doble pregunta que va a hacer Podemos a las suyas. Si la cúpula de Podemos planteara a sus afiliados sólo la primera de las dos, que formula así: ¿Quieres un Gobierno basado en el pacto Rivera-Sánchez?, se podría dar el visto bueno pese a alguna objeción al enunciado. Pero ofrece otra opción que dice: ¿Estás de acuerdo con la propuesta de un Gobierno de cambio que defienden Podemos, En Comú Podem y En Marea?

Los independentistas de acá y acullá se llevaban hasta ahora la palma en el arte de hacer trampa en las preguntas de los referéndums. Está en los anales la kilométrica y confusa pregunta que pergeñaron los separatistas quebequeses; la Ley de Claridad que dictó el Supremo canadiense se llama así por algo. Pero la consulta de Podemos atenta contra la claridad y contra la realidad. La primera de las opciones que ofrece es real y posible, porque ya hay un acuerdo entre PSOE y C's, pero la segunda es imposible e irreal: el PSOE, como reconocía quejoso el propio Iglesias, no está por la labor.

La disyuntiva que plantea Podemos a sus bases es falsa. Podemos no tiene dos opciones, sólo una: aceptar o rechazar un gobierno basado en el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos. Acuerdo al que no incorporaron ninguna propuesta, porque prefirieron retirarse antes de entrar en la negociación punto por punto. La consulta está diseñada para reafirmar la retirada de los dirigentes del partido de la reunión a tres. Los dirigentes de Podemos se han regido por este principio: No hagas una consulta cuyo resultado no conozcas. Pero que el orgullo siga intacto. No hay nada como sentirse mejores que los demás.

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