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Encarna Jiménez

ETA contra Operación Triunfo

Chenoa, una de las cantantes del exitoso concurso de TVE “Operación Triunfo”, no ha tenido el valor de plantar cara a los proetarras que la han amenazado de muerte si actuaba en Vitoria y ha anulado su participación en la gala contratada por el ayuntamiento. Es la primera renuncia de una batalla que tiene más de un frente.

“Operación Triunfo”, el principal acontecimiento televisivo de la temporada, no gusta nada a los nacionalistas vascos y catalanes. Pujol arremetió contra los “excesos españolistas” de TVE a propósito de la final de Eurovisión, aunque se ol-vidó de anotar que el gran tinglado estaba montado por la empresa catalana “Gestmusic”. Ahora es el mundo de ETA el que, de momento, ha conseguido que “OT” no entre en el País Vasco.

La “hiperexplotación” del fenómeno “OT” tiene bastante harta a la gente con cierto criterio musical y televisivo, pero la animadversión del nacionalismo no viene precisamente por su finura intelectual, sino por tener que tragar con que 12 mi-llones de personas se entusiasmen con Rosa “de España”. ETA y sus cofrades saben, sin embargo, que pueden aprovechar la fama de “OT” para montar el follón en ese momento, tantas veces horripilante, de las fiestas patronales, y hacerse propaganda a costa de los chicos de “La Trinca”.

En el caso de Vitoria, además, está como fondo la negativa del consistorio a darle cancha al grupo musical abertzale “Su ta Gar” (Fuego y llama) que era contratado por numerosos ayuntamientos para que los vecinos se entusiasmaran con el ideario etarra. No deja de tener su sentido que el primer paso atrás que da Gestmusic-Valemusic como empresa encargada de la explotación de las galas y conciertos de los chicos de “OT”, se deba a presiones terroristas. La cantante debe es-tar asustada, pero la empresa, que está dejando en la ruina a muchos representantes de otros artistas que no consiguen meter un clavo en las veladas municipales, da un paso atrás en cuanto se tropieza con un grupo que se acompaña de amena-zas de muerte para que lo escuchen.

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