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El mundo según Zapatero, 2

El cambio tranquilo que tanto prometiera Rodríguez Zapatero no lo está siendo. A la irrupción de candidatos para todo tipo de puestos, con idéntica ansia que en el 82, se suceden las llamadas de constreñimiento para el actual ejecutivo en funciones. Uno de los puntos de nerviosismo ha sido el próximo Consejo Europeo. El supuesto nuevo Ministro de Asuntos exteriores, Miguel Angel Moratinos, ya ha dicho bien en alto que la política europea del gobierno socialista será radicalmente distinta a la del PP, aunque últimamente se ha moderado un poco en su fervor de hacer lo opuesto. De hecho, se dice en exteriores que la mayor preocupación de Zapatero para esta reunión es que Aznar no se pueda lucir cuando toque hablar de terrorismo en Europa. La otra cuestión de fondo, el futuro de la Constitución ya lo dan por sentado.
 
El problema para Zapatero es cómo lograr aceptar los términos de la Constitución que en su día pergeñaron franceses y alemanes sin que eso se interprete aquí como dejación de la defensa del papel que le corresponde a España. Como sabemos, el presidente Aznar se mantenía estrictamente en los términos de Niza, donde España perdía representación en el parlamento, pero gana en capacidad de voto en el Consejo. Zapatero ya les ha hecho saber a franceses y alemanes que su mayor deseo es recomponer la Vieja Europa, por lo que es de suponer que esos viejos zorros negociadores tendrán poco incentivos para hacer concesiones al recién llegado.
 
¿Cómo va a realizar el PSOE la cuadratura del círculo? Moratinos también ha dicho que el poder de un país no se mide necesariamente por los votos que detente en EU, juicio que contrasta con el resto de socios de la UE que tanto han defendido a capa y espada su capacidad de voto y veto. Lo que no ha dicho aún es cómo mide él ese poder. Si se inclina por aceptar la oferta de la doble mayoría en los términos primigenios, ¿pensará compensarlo con abrir la discusión sobre el reparto de escaños en el parlamento? ¿Lo querrá hacer situándose a remolque del eje franco-alemán en lo simbólico aunque pierda en todo lo demás objetivamente?
 
Zapatero ha defendido en esta semana que Europa adopte su Constitución cuanto antes y espera que la presidencia irlandesa convoque un Consejo extraordinario para retomar un asunto paralizado, según el PSOE, por la obstinación de Aznar. Puede que el nuevo gobierno socialista se encuentre cómodo rechazando una ponderación de poder que favorecía a España, pero puede muy bien que Zapatero se encuentre con la sorpresa de que incluso cediendo él, otros no lo hagan y el resultado siga siendo el mismo. ¿Qué habrá que pensar entonces?
 
GEES: Grupo de Estudios Estratégicos.

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