¿Recuerdan ustedes Amén, de Costa Gavras, en la que se falseaba la historia para decir que la Iglesia había sido connivente con el Reich en el exterminio de judíos? Pues no se pierdan La sentencia, de Norman Jewison (Jesucristo Superstar, El violinista en el tejado, Agnes de Dios,…). Ahora la trama es la que sigue: a principios de los noventa, un grupo de clérigos tradicionalistas franceses, agrupados bajo el nombre de "Caballeros de Santa María", se dedican a proteger a franceses pronazis, acusados de asesinar judíos durante el Gobierno de Vichy. Concretamente ocultan de la justicia a Pierre Brossard (Michel Caine), colaboracionista de los nazis, condenado a muerte al finalizar la guerra y que logró huir gracias al apoyo que le brindó la Iglesia católica. Abades, cardenales de la curia, el Obispo de Lyon, priores y clérigos de diverso pelaje conforman ese conglomerado de ultraderechistas obstructores de la justicia.
Pierre Brossard aparece como un fanático religioso, obsesionado por la culpa, devoto de San Cristóbal, y sin el más remoto atisbo de sincero propósito de la enmienda. Los clérigos protectores, especialmente los dos obispos que aparecen en el film, se muestran como egoístas que quieren hacer mutis por el foro una vez que su protegido se les ha vuelto molesto. Y se mueven al nivel de la pura política. Y, en fin, los numerosos monjes que desfilan por las abadías y prioratos de la película, dan una imagen siniestra e incomprensible de la vida contemplativa, rodeados como están siempre de cristos sombríos e imágenes inquietantes.