La orden del Fiscal General del Estado de sumarse al recurso del asesino en masa Henry Parot para acumular los 82 asesinatos, cinco de ellos niños, en una sola condena de 30 años es una decisión indecente, innoble, inmoral, antidemocrática e injusta. Cándido Conde-Pumpido, que defendió la primacía del derecho de reunión de los ilegalizados batasunos de ETA frente a la vigente Ley de Partidos, sigue al pie de la letra las instrucciones de José Luis Rodríguez Zapatero para alumbrar el intencionadamente mal llamado proceso de paz.
España, paraíso de etarras. ¿Quién lo hubiera dicho? Kubati, Troitiño, Parot, Pakito, Gadafi, Txapote, Mobutu. Lo que parece una colección de pseudónimos de afamados futbolistas no es sino la retahíla de despiadados asesinos de centenares de inocentes, mujeres y niños incluidos, puestos a la cola para carcajearse del Estado de Derecho y orinarse en él. Convertidas ahora las cárceles españolas en lugares de destino voluntario de los cobardes pistoleros condenados en Francia, con el Fiscal General del Estado de su parte, los etarras no tienen que mover un dedo. Todo o, para ser exactos, casi todo les será dado.
Tras el pacto secreto de Zapatero con Mas todavía no sabemos las cesiones finales en el Estatuto de Cataluña. Sin embargo, gracias a Conde-Pumpido, alter ego del presidente Rodríguez, la sociedad española reaccionará contra la irresponsable, negligente descabellada, oportunista, cruel y, sobre todo, injusta política del Gobierno del radical-socialista. Sembrar las calles de asesinos que siguen clamando sangre sin asomo de arrepentimiento tendrá para el PSOE un coste social que no se aplacará ni con todas las mentiras de Rubalcaba y Moraleda juntas.
¡Todos a la calle! Pero no los asesinos sino todos los ciudadanos de bien, para decirles a Rodríguez y a Zapatero un no rotundo y claro el próximo día 25 en la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.