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Isabel Durán

ZP y los genocidas

El futuro coaligado de ZP en el País Vasco, el PNV, en lugar de velar por las víctimas del terrorismo las acosa, en vez de otorgarles el sitio que les corresponde en la sociedad, las vilipendia y por no protegerlas, a veces, hasta las señala

Hoy, cuando los asesinos estaban tocados de muerte gracias al cerco internacional, político, judicial y policial, un presidente del Gobierno necesitado para subsistir del apoyo de quienes quieren acabar con España, rompe marras con la Constitución y la legalidad vigente para subvertirla y dar cabida a las pretensiones de los independentistas y de sus socios genocidas.
 
Al tiempo que se producen reuniones secretas a espaldas de la sociedad para llegar a acuerdos con los terroristas y conseguir encumbrar a la poltrona de la vicelehendakaritza al socialista López, en aras de repetir el tripartito catalán, se lleva a cabo el primer juicio contra los jóvenes de ETA, sus alevines, sus señuelos, muchos de ellos sus pistoleros truncados por la afortunada y prematura detención policial.
 
El futuro coaligado de ZP en el País Vasco, el PNV, en lugar de velar por las víctimas del terrorismo las acosa, en vez de otorgarles el sitio que les corresponde en la sociedad, las vilipendia y por no protegerlas, a veces, hasta las señala. Pero eso a ZP no le importa. ¡Que vengan observadores enviados por el Gobierno vasco a velar por la seguridad jurídica de los verdugos! Total, si en la terminología y la practicidad del Ejecutivo socialista hay víctimas de primera y de segunda porque hay terroristas políticos con los que pactar la solución “al conflicto” y terroristas internacionales.
 
La Asociación de Víctimas del Terrorismo se suma a las peticiones del Ministerio Público y añade el delito de genocidio para los sentados en el banquillo en este primer macrojuicio de ETA. Jurídicamente será discutible. La realidad sin embargo es, en este caso, desgraciadamente tozuda.
 
Durante cuarenta y cinco años casi mil personas han muerto asesinadas y más de doscientas mil han tenido que salir huyendo de sus casas, de sus pueblos, de su tierra. El motivo: no ser nacionalista. Eso tiene un nombre: genocidio. Apoyar a quienes son bendecidos por los genocidas tiene otro: indecencia.
 
Y pactar un precio político con la ETA, directa o indirectamente, está también en el diccionario: ilegalidad, deslealtad, humillación a las víctimas y traición. Ello eso sin contar con que, de hecho, es la mejor forma de motivar a los terroristas para que sigan extorsionando, privando de libertad y asesinando.

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