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Jaime Ignacio del Burgo

Prevaricación a tres bandas

El Gobierno cuenta además con un juez que está dispuesto a interpretar de modo "flexible" la ley para dar cobertura judicial al proceso abierto por el Gobierno. Se trata de Baltasar Garzón.

Se veía venir. Arnaldo Otegi profetizó en su día que la izquierda abertzale estaría presente en las elecciones al Parlamento Vasco y se cumplió la profecía. Batasuna utilizó al fantasmagórico Partido Comunista de las Tierras Vascas como tapadera. Hace un par de meses, ese hombre de paz que es el portavoz batasuno anunció que la izquierda abertzale volvería a los ayuntamientos, a las Juntas Generales vascas y al Parlamento de Navarra. En esta ocasión la tapadera se llama Acción Nacionalista Vasca.

La farsa de las elecciones vascas se ha vuelto a repetir. El Gobierno, al igual que entonces, comenzó por aparentar firmeza contra las listas "sucias" promovidas por Batasuna para mirar hacia otro lado cuando el conejo batasuno salió de la chistera convertido en Acción Nacionalista Vasca, un partido fundado en 1930 y resucitado en 1977.

El Gobierno cuenta además con un juez que está dispuesto a interpretar de modo "flexible" la ley para dar cobertura judicial al proceso abierto por el Gobierno. Se trata de Baltasar Garzón. Y hoy, con media España de vacaciones y el Congreso cerrado hasta la segunda semana de mayo, nuestro gran juez ha tenido tiempo de darse una vuelta por el juzgado para concluir que no ve ninguna conexión entre ETA y Batasuna con Acción Nacionalista Vasca.

Nada importa que ANV, desde su resurrección en 1977, haya girado en la órbita del llamado Movimiento Nacional Vasco de Liberación, no haya condenado nunca desde entonces la violencia terrorista y haya compartido la dirección del entramado batasuno hasta el punto de tener representantes directos en la Mesa Nacional de HB hasta 2001. Este año ETA decidió mantenerlo en la reserva ante una posible ilegalización de Batasuna.

Nada importa que haya documentos incautados a Mikel Antza que reflejan con toda claridad la supeditación de ANV a la estrategia de ETA.

Nada importa que en las listas de ANV no haya un sólo candidato que no esté vinculado al conglomerado político proetarra y en muchos casos participado en su actividad electoral.

Acción Nacionalista Vasca, al igual que el Partido Comunista de las Tierras Vascas, no es pues otra cosa que un mero instrumento de la izquierda abertzale radical que utiliza la violencia para conseguir la liberación de su ensoñación euskalherríaca. Esto lo sabe todo el mundo en el País Vasco y en Navarra. ¿Cómo se explica que un partido que apenas cuenta con una veintena de afiliados sea capaz, de la noche a la mañana, de articular más de un centenar de listas municipales más las correspondientes candidaturas a las Juntas Generales y al Parlamento de Navarra?

Es claro el contubernio entre Gobierno, la Fiscalía y el Juzgado número 5 de la Audiencia Nacional. Es evidente que nunca se ha roto el hilo conductor entre la Moncloa y los terroristas. El presidente sigue empeñado en continuar el proceso abierto a raíz de la declaración del zaguán del Congreso de 29 de junio de 2006.

Como es sabido, el verbo prevaricar se conjuga cuando se dicta resolución injusta por ignorancia inexcusable. Cegado por los destellos de la fama, parapetado tras los informes a la carta del Ministerio del Interior y con el aval de la Fiscalía, el juez Garzón puede respirar tranquilo. Nadie podrá perturbar su sacrosanta independencia acusándole de prevaricación. Pero en el Olimpo de los dioses, Astrea, hija de Zeus, diosa de la Justicia, se habrá sonrojado al conocer la decisión de nuestro gran juez.

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